Para nuestra pena y condena, por el enorme abuso que le hemos hecho a la naturaleza, hoy la pandemia de salud que nos tiene de rodillas a los que aun deseamos vivir socialmente en orden relativo, nos sigue sacudiendo y dando de coscorrones.
Por desgracia, la salud en ocasiones se confronta con una situación de emergencia y vergüenza social, pero que en la práctica realmente es prioritaria; la economía y el empleo.
Las cadenas hoteleras y restauranteras más poderosas del mundo, con una actitud del “me vale madre los que mueran, siempre y cuando, antes gasten su dinero en mi negocio ” exigen con soberbia que el turismo se mantenga como actividad prioritaria; amenazan a sus empleados, amenazan a los gobiernos; ponen por delante sus intereses; y al final todo queda claro “la vida del consumidor sólo vale mientras gasta su dinero; después puede morir; no pasa nada”.
Las grandes ligas deportivas están de cabeza en todo el mundo; se reprograman encuentros deportivos; se controla medicamente a los integrantes de los equipos aislando a los contagiados, revisados y observados por médicos neutrales; que no trabajan para los clubes deportivos.
Las ligas más caras del mundo; las de Europa occidental, y las americanas realizan estos protocolos; la alerta es establecida a partir de las exigencias de quien usted se imagina, y si no se lo digo…los patrocinadores.
El peor ejemplo de esta guerra, que ha escalado a nivel internacional, se ocupa del tenista número uno del mundo el Serbio Novak Djokovic; quien pertenece a los negacionistas antivacunas; promoviendo al estilo de Miguel Bose, la no vacunación…, sobre todo porque se asumen como unos super chingones, perseguidos de consciencia, que saben tanto de los secretos de los malos, que han provocado esta pandemia; que promueven la no vacunación para salvar a la humanidad…; aunque al final contagian a medio mundo, y la otra mitad muera en seguida al ser igualmente contagiada; claro, ellos saben todo; el resto del mundo es un pendejo borrego que se deja asesinar por medio de las vacunas. Creo que en México hay un selecto grupo de personajes públicos que apoyan a este tipo de personas “preclaras”, les llaman ¡adelantados a su tiempo! qué hermosa y profunda expresión.
El tenista sabe de las reglas para competir y para ingresar a cada país, según sus normas y leyes; pero como es el mejor tenista; no el líder, sólo el mejor actualmente; el líder por calidad y trayectoria es el suizo Federer, y por calidad y formas de comportamiento el español Rafael Nadal.
Pero como primer tenista del mundo usa ese poder y soberbia para tratar de internarse en Australia y competir en uno de los llamados “cuatro grandes torneos de tenis”.
Su comportamiento ha sido como el del mexicano chapucero que se va a ciertos mercados de chueco, y consigue recetas o facturas falsas; en este caso consiguió un certificado médico que le faculta para internarse en Australia.
La aduana le ha detenido y con ellos se ha desatado una controversia de comunicados internacional entre el gobierno de su país natal (Serbia) y Australia que cuestiona tal certificado médico.
¿Qué pasa aquí?
Nada más allá de un problema de negocios; resulta que lo que importa es que el tenista responda a los intereses de quienes patrocinan su trabajo como tenista; y las empresas que ponen su dinero para el torneo de Australia, donde ponen sus dineros para obtener ganancias.
Nuevamente se repite la historia… ¡a las grandes empresas les tiene sin cuidado el incremento de contagios y muertes, si a cambio consiguen más dinero…; las muertes siguen siendo colaterales, mientras no les pase a ellos, que la fiesta siga!
En medio del escándalo está el negocio de los patrocinadores, a quién le importa la salud de los idiotas que se juntan con banderas serbias, frente al hotel donde tienen detenido al tenista…
Por cierto, una tenista alemana en sus mismas circunstancias, sin vacunarse, al recibir la notificación del gobierno australiano, sin tanto pancho se subió al avión y se retiró…; claro, no es la mejor del mundo; no ofrece muchas ganancias aun, ¡a quién le importa! aunque sea un caso similar, pero en el género femenino (que no se enteren las feminazis mexicanas, son capaces de demandar al gobierno australiano…, la tenista simplemente acató las leyes y se fue…).
¿Hay un problema…?
Ninguno, ha un circo de mal gusto en que se pelean los intereses económicos, las marcas comerciales reclaman que su producto patrocinado (el deportista) luzca sus marcas…; para eso le pagan; son los principales opositores a que se aplique la ley y el respeto… ¡peeeero qué es la ley ante el poder del dinero (poderoso caballero es don dinero, según Quevedo)!
La tenista alemana, al no ser super estrella, no causa problema; pero el tenista, al ser el numero uno y de los mejor pagados… ¡obvio, es el dinero idiota!
De esto sabe algo la clavadista mexicana Paola Espinoza, quien, en plena competencia en los juegos Panamericanos de Guadalajara, ante el estupor del público, comentaristas y sobre todo de la marca atlética, que era la patrocinadora oficial del equipo nacional, se cambió de traje de baño para ejecutar sus clavados.
Como entenderá usted, los reclamos y demandas se vinieron en contra del equipo nacional por violar el contrato; mientras que a clavadista muy oronda simplemente declaró que se sintió más cómoda con los calzones que le ofreció la marca de la palomita (Nike); mientras que algunos comentaristas, entre ellos, Carlos Albert, no se guardaron decir lo que realmente había sucedido, era un tema de negocios, y sentenció ante las cámaras de televisión la esperanza de que la clavadista se disculpara e informara de cuánto había sido el cheque recibido por cambiarse de calzones en plena competencia…, creo que hoy se sigue esperando tal disculpa…
El director de Atlética fue claro… ¡la única atleta que vende a nivel mundial los trajes de baño que promocionamos es Paola; el resto de clavadistas son irrelevantes para el mercado internacional, no son conocidas por que no son campeonas…!
No se valora quien tiene el cuerpo más deseado y atractivo (eso sólo sucede cuando está de por medio María Sharapova, que, con su cuerpo, y sobre todo de sus pierna y nalgas, hace millones de dólares; pero esa es otra historia).
Hoy el tenista serbio es la marca que vende muchos trajes de tenistas, raquetas, pelotas, refrescos y bebidas energizantes que lo hacen, según la propaganda, ser mejor; eso es el debate; para desgracia de los patrocinadores, se trata de un enemigo de las vacunas, que promueve el rechazo a la medicina, y al parecer, no tiene el menor remordimiento al respecto.
Que su ejemplo sea el peor posible…, ¡Qué importa, si las marcas patrocinadoras aseguran sus ganancias…; el resto son lo que han sido, daños colaterales, dijera el clásico “filósofo ebrio” que usted ya conoce!
Le abrazo con sana distancia, el burro y sus orejas…
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