Por Ricardo Burgos Orozco
Casi todos los días paso por un modesto puesto de tortas en el cual los precios han aumentado hasta lo doble de lo que costaban el año pasado. Así sucede en casi todo lo que compramos, ya sean alimentos, productos de limpieza, ropa, toda la mercancía.
La mayor preocupación en estos años recientes ha sido el aumento desordenado de los precios de los alimentos. La mayoría de la población gasta un 20 por ciento de su ingreso en alimentos.
Tampoco le ha ido muy bien al gobierno y a la iniciativa privada en la generación de empleo. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por cuarto mes consecutivo, el empleo formal en el país reportó cifras positivas al sumar en septiembre 172 mil 492 puestos de trabajo con lo cual mantiene su tasa anual de crecimiento del 4%.
Sin embargo, continúa creciendo la informalidad en México, es decir, aquellas personas que se dedican a vender lo que sea en lugares no fijos para poder tener un ingreso incierto. En 29 estados de la república la informalidad laboral es mayor para las mujeres que para los hombres; las únicas tres entidades en donde hay diferencia son: Chihuahua, Ciudad de México y Baja California.
Hemos visto que, por ejemplo, en la capital del país ha crecido el número de personas que se dedican a las ventas ante la escasez de trabajo. Hace unos días me encontré a un taxista que trabajaba en una oficina bancaria hasta el2018, fue despedido y después de buscar por todas partes y no encontrar, decidió hacerse socio de un familiar y laborar en un taxi de aplicación. Aunque dice que no son es gran ganancia, obtiene para sobrevivir.
Con respecto a la economía nacional el panorama no pinta muy bien en 2023. Se espera que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se desacelere desde un 2.5 por ciento hasta el 1.6 el año próximo, pero con un repunte de 2.4 por ciento al acercarnos al 2024. Sin embargo, va a persistir la amenaza de la inflación.
No sabemos que pueda pasar también con el contexto político, sobre todo con la elección de los candidatos a la presidencia para el sexenio 2024 – 2030. Una mala selección del aspirante del partido mayoritario, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), puede frenar también las perspectivas económicas.
Otra perspectiva que puede influir en el desarrollo económico del país el año entrante son las elecciones en el Estado de México y Coahuila. Todo pinta para que ganen los aspirantes de Morena, aunque habrá que ver la oferta de la oposición y si entran en coalición o compiten solitos.
En estos tiempos difíciles todo afecta a la economía. Esperemos que a final de cuentas las perspectivas sean buenas para México. Ya lo necesitamos.