Santa Fe de la Laguna y Cuanajo muestran la riqueza de la velación purépecha
Tradiciones que honran a las almas y celebran la vida en Michoacán
Morelia, Michoacán, 30 de octubre de 2025.
La celebración de la Noche de Muertos en los pueblos michoacanos sigue siendo una manifestación de vida y memoria. Aunque no tiene un carácter religioso, conserva el sentido espiritual de un ritual funerario ancestral practicado por las comunidades originarias antes de la llegada de los españoles.
Cada localidad vive esta festividad con elementos únicos que la distinguen. En muchos pueblos, el momento más significativo es la espera de las almas de los familiares fallecidos en el último año. Las familias preparan tamales, pozole y bebidas para compartir con los visitantes que acompañan el recibimiento. Quienes asisten, llevan canastas con ofrendas que incluyen fruta, pan, velas o la tradicional flor de ánima, según informó la Secretaría de Turismo de Michoacán (Sectur), dirigida por Roberto Monroy García.
Cuanajo: el simbolismo del caballito de madera
En Cuanajo, la tradición se distingue por la elaboración del caballito de madera decorado con flor de ánima, que crece de forma silvestre y representa la conexión espiritual con el difunto.
Los caballos se adornan con frutas, pan, vino u objetos del gusto del ser querido fallecido. Estos obsequios suelen ser llevados por familiares o padrinos, aunque cualquier persona puede participar en la ofrenda.
Santa Fe de la Laguna: la ofrenda en canastas
En Santa Fe de la Laguna, las familias también reciben las almas de quienes partieron durante el año, pero aquí la ofrenda se realiza en canastas.
Estas incluyen frutas, piloncillo, cañas, pan, chayotes cocidos y velas. Como muestra de agradecimiento, los anfitriones devuelven las canastas con tamales, en un gesto de reciprocidad y convivencia.
Ritual de luz, flor y memoria
Ambas comunidades solo reciben a sus difuntos en casa durante el primer año de su partida.
El 1 de noviembre está dedicado a los angelitos (niños y solteros), mientras que el 2 de noviembre se reserva para los adultos casados.
Las familias colocan arcos de flores amarillas en las puertas como símbolo de bienvenida, y en el interior los altares se adornan con copal, pan, agua, sal y velas que iluminan el camino de regreso de las almas.
Otras comunidades como Tzurumútaro, San Jerónimo, San Andrés, Oponguio, Erongarícuaro, Tzintzuntzan y Arócutin también mantienen vivas sus formas únicas de velación.
Para conocer más sobre esta celebración, visita 👉 visitmichoacan.com.mx.
5W Redactor Revista Digital Informativa 


