Un gabinete prometedor
Cuando Claudia Sheinbaum dio a conocer la primera parte de su gabinete el jueves 20 de junio en el Museo Interactivo de Economía del Centro Histórico de la Ciudad de México, fue una grata sorpresa porque esos nombres iniciales parecían marcar el camino de un buen gobierno. La tendencia pintaba muy bien con gente de experiencia como Marcelo Ebrard Casaubon, Rosaura Ruiz Gutiérrez, Juan Ramón de la Fuente, Alicia Bárcena Ibarra, Juan Berdegué Sacristán y Ernestina Godoy Ramos.
Era un grupo plural, de mucha experiencia y alejado de tendencias ideológicas, con excepción de Ernestina Godoy, que venía de ser titular de una muy controvertida Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Parecía que la presidenta electa marcaba un rumbo diferente al de su antecesor.
Compromisos políticos y designaciones
Sin embargo, conforme ha pasado el tiempo tal parece que Sheinbaum Pardo tiene la obligación de colocar a los recomendados en el sitio que sea, pero acomodarlos para que continúen cobrando del erario público, sin importar su trayectoria. Alguna vez, en agosto pasado, cuando todavía no tomaba posesión, prometió que los gobernadores de la Cuarta Transformación — y otros de otros partidos con quienes hay “compromisos” — cuando dejen sus cargos, pasarían a formar parte de su equipo de trabajo, y lo ha estado cumpliendo.
Es así que Martí Batres Guadarrama ahora es director general del ISSSTE después de ser jefe de gobierno interino y el indeseable Cuauhtémoc Blanco, de gobernador de Morelos, pasó a ser diputado federal. Pero también hay aquellos no morenistas que han tenido la fortuna de ser designados por el dedo poderoso para un puesto, como por ejemplo Quirino Ordaz, exgobernador de Sinaloa, que ahora es embajador de México en España; la sonorense Claudia Pavlovich, cónsul en Barcelona; y Omar Fayad, embajador en Noruega.
La lógica del “Tín Marín”
Es cierto que la presidenta tiene muchos puestos para repartir en el ámbito federal, pero cada vez es más evidente que distribuye plazas como el juego del Tín Marín. Parece que cierra los ojos, elige de una larga lista y los coloca como sale.
Así sucedió con Carlos Manuel Merino, de Tabasco, que cayó en Aeropuertos y Servicios Auxiliares, un cargo que requiere de mucha experiencia técnica especializada. La consecuencia de ello es que en sus discursos sólo habla como político, exaltando las bondades de la Cuarta Transformación y del gobierno morenista porque no sabe nada de la dependencia a la que llegó.
Nombramientos cuestionables
El colmo ha sido recientemente el nombramiento de Cuitláhuac García Jiménez, quien recientemente dejó el gobierno de Veracruz y es considerado uno de los peores mandatarios en toda la historia de esa entidad. Apenas hace unos días fue designado director del Centro Nacional de Control de Gas Natural, un organismo descentralizado del gobierno federal que gestiona el sistema de transporte y almacenamiento de este importante combustible.
Cuitláhuac García Jiménez dejó una huella muy profunda entre los veracruzanos de lo que es ejercer un mal gobierno; se peleó con la prensa, limitó libertades constitucionales, persiguió adversarios políticos sin justificación y ahora recibe su premio.
Un premio sin mérito
Seguramente Cuitláhuac no tiene idea de su nuevo cargo y tampoco le interesa porque, como dijo alguna vez César Garizurieta, alias “El Tlacuache”, en la época de Miguel Alemán Valdez: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.