Por: Eliseo Castillo A.
Hoy, entre tantos escándalos de nuestros ilustres millonarios que se especializan en lo que los ha distinguido por años…: la evasión de impuestos; las mil y una forma de no pagarle a Hacienda lo que le corresponde, dado su nivel de ingresos ante la ley. Ayer fueron los papeles de Panamá; hoy son los papeles de Pandora; mañana seguramente serán algo parecido; sólo con otro nombre; pero misma finalidad…, millonarios haciendo todo para no pagar; ¡esas finísimas personas, orgullo de México!
En este escándalo, se agudiza la batalla por apoyar o rechazar la propuesta de reforma energética; se pone ríspido el ambiente en el debate público; en él, los “líderes” de opinión, en convivencia con los célebres “especialistas en materia energética”, aportan datos, en ocasiones más producto de sus filias o fobias, dada su formación educativa e ideológica.
En el PRI, PAN y PRD, se ha declarado que lo que proponga el gobierno ha de ser rechazado; se le ha declarado la guerra política; lo han acentuado perfectamente en sus declaraciones; su lucha es propiciar un golpe de estado; que este suceda de cualquier forma, pero que suceda; de ahí su coraje por las buenas relaciones que se han tejido entre el presidente AMLO y los gobiernos en turno de los Estados Unidos. Recordemos que sus detractores se frotaban las manos cuando imaginaban que el neonazi Donald Trump lo mandaría al diablo…; bueno pasó lo que pasó; abemos que a su manera sí lo trató mal, le impuso nuevas reglas comerciales negativas para México; pero, al final no lo atropelló como se deseaban millones de mexicanos que lo odian con odio, a veces irreflexivo, pero odio, al fin y al cabo.
De Biden, se esperaba que de inmediato pusiera las cosas en su lugar y diera un manazo sobre la mesa; nadie se hubiera sentido engañado; es parte de la política intervencionista norteamericana; puede suceder en cualquier momento, no hay duda; simplemente que hasta este momento no ha sucedido…; ignoramos si sucederá mañana igual; no lo sabemos, pero de que pueden…, vaya que pueden.
¿PORQUÉ LOS MEXICANOS ESTAMOS DIVIDIDOS EN FUNCIÓN A ESTA PROPUESTA DE REFORMA…?
Normalmente tiene que ver con la formación política y educativa en general; se nos ha enseñado que la frase “zapatero a tus zapatos”, es un sello que debe llevarse a las últimas consecuencias; la llamada izquierda académica apoya abiertamente la creación de empresas públicas que permitan ofrecer servicios básicos a la familia a precios accesibles; por ejemplo: la canasta básica de alimentos, medicamentos y energéticos.
Por el contrario, la llamada “derecha” se relaciona con los empresarios, con los que se aferran a la frase anterior…”zapatero a tus zapatos”; proponen y llegan a exigir que los negocios sean de uso exclusivo para los emprendedores particulares. Ellos, invariablemente se preocupan por buscar que el gobierno en turno les dé todas las formas de negocios para la explotación particular; para nada se equivocan necesariamente; pareciera justa su petición, siempre y cuando…: se respete al consumidor, sin crucificarlo con precios abusivos, siempre pensando en ganar más, al margen de lo que realmente necesita a la sociedad.
El problema es que los apetitos de ganar cada vez más se hace una adicción; las pruebas saltan por donde le quiera apretar usted hoy mismo.
Todo se resume al cuadro de intereses en que por un lado el gobierno y estado están comprometidos a dar argumentos para tratar de tomar el control de determinadas ramas productivas que logren mejorar el nivel de vida de la sociedad en general: salud, dinero y amor.
Mientras que los empresarios se afanan por que se les entreguen los derechos de explotación de cuanto recurso sea posible sobre la tierra; quieren todo lo que les pueda dejar una ganancia; quieren que el Gobierno-Estado sólo les genere las condiciones para hacerlo a su favor: cobrar menos impuestos; luz, agua barata; todas las condiciones que les permitan ganar más…; cada vez más dinero con las necesidades sociales.
SON LOS DOS MODELOS.
Entre estas dos propuestas debe moverse la opinión de la sociedad; los doctores en economía debieran encargarse de aclarar el embrollo y dejan bien explicado el beneficio y perjuicio que representa cada opción; sin embargo, hemos comprobado que en no pocos casos, antes que doctores y doctoras en economía, son personas tóxicas, tristemente entrenadas en el negacionismo de “lo que opine el que no es como yo…; el que no piensa como yo”; el que se formó en otras universidades; el que pertenece a familias muy diferentes; incluso el que se ha afiliado a determinadas agrupaciones políticas.
Como economista del nivel que usted guste y mande (no lo discuto, quien me conoce puede opinar libremente y quizá tiene razones de peso en su opinión y calificativo a mi figura como tal), puedo decirle que aún no se ha inventado la empresa privada que resuelva las necesidades sociales como meta fin; ni ha existido, ni tiene razón de ser en cuanto empresa privada, cuya finalidad última, por encima de las mentiras esas de misión y visión de los negocios…, escúchese…negocios…
La empresa privada nunca se hace para servir a la sociedad; se hace para obtener ganancias al costo que sea; ganar como meta, servir como medio.
¿Queda claro…?
La empresa pública de origen no se enfoca a la ganancia utilitaria o financiera; su fin es el servicio e impacto social, y la ganancia como posibilidad; las empresas públicas deben buscar hacer menos grosera la diferencia entre las familias ante los recursos básicos.
¿Dudas…?
Regularmente las dudas se relacionan con la formación ideológica alimentada desde la familia, el barrio y las escuelas en que nos han formado; pertenecemos a grupos sociales que influyen en nuestra ignorancia…; si fuéramos más sabios no seríamos tan volubles e ingenuos; no nos dejaríamos llevar por lo que nos dicen que debemos pensar y decir…; si soy persona humilde y trabajadora (¡guácala…!), pero me repitan sistemáticamente que el gobierno es malo, y busca mi mal…, regularmente voy a pensar y decidir en contra del mismo.
En cambio, si mi formación se alimenta de ideas favorables a cierto tipo de gobierno, regularmente, hasta en sus peores momentos le voy apoyar.
Ambas son una estupidez propia del ser humano. Los gobiernos, ni lo saben todo, ni lo pueden todo; sólo pueden proponer; la diferencia en su apoyo o rechazo debe surgir del intelecto social de los mexicanos…, ¡esa es la cuestión!
Ahora que le comento cuál es el corazón de la empresa privada y la pública… ¿quiere pensar por usted mismo (a), o seguirá siendo rehén de interese sectarios de partidos políticos, sindicatos empresariales, o sindicatos laborales…; o de un pinche loco y, a veces nefasto, doctor en economía…?
No se engañe, el PRI, PAN y PRD han marcado su postura al margen de la cordura; ya dijeron que no aceptarán ninguna propuesta de reforma; quieren la energía eléctrica para los empresarios a todo costo.
Por el contrario, Morena ha declarado que apoyará lo que posponga el presidente tajantemente; ambos actúan de manera grosera y pendeja; no necesitamos este tipo de políticos y partidos; requerimos un poco de reflexión; requerimos políticos más terrenales; capaces de apoyar en circunstancias en que, aunque no nos gusta, reconocemos el bien que se propone; igual, con capacidad para ver el mal propuesto…, aunque lo proponga nuestro líder.
La perfección aún no la descubrimos, seguimos buscándola; tenemos imperfección, sobre esta hay que trabajar; la reforma energética no es la salvación del país; pero aún no se crea la clase empresarial que quiera a la humanidad y trabaje para ella: ¡no hay ganancia…, al carajo!
¡Bien vendido…, o bien podrido…, filosofía de vida empresarial desde su origen.
¿Y usted…, qué…, aceptará ser confundido y tratado de cotorro cruzado con borrego…?
Le abrazo