Partamos de una afirmación groseramente cierta, pero al mismo tiempo necesaria para conversar del mismo tema… el amor no existe, pero sí existen muchas formas de amar.
Esto es muy simple de explicar: lo que para usted es amor, para el vecino puede ser una simple forma de manifestación de cariño, solidaridad, afecto. Lo que para usted es el amor eterno; para otro es un momento muy sensible, pero irremediablemente pasajero. No hay duda, la capacidad de manifestar afecto es diversa; en algunas se le llama amor, en otros, momentos pasionales; en otras, formas de querer; al margen de que el príncipe de la canción José José nos daba la lección al respecto afirmando que amar y querer no es igual; amar es sufrir, querer es gozar…
Obviamente que la pandemia ha ayudado a darle una patada a la capacidad de amar y manifestar apego a la relación con la otra persona, a quien pomposamente se le llama esposo o esposa; algunos menos cremosos le llaman “su” pareja.
En el sistema social esclavista, la idea de control se ponía por encima de la idea del amor; el señor era dueño de una cantidad de personas a quienes tenía bajo propiedad; era impropio reconocer que podía amarles, no lo necesitaba; podía tomar de ellas lo que se le antojara; después de todo le pertenecían.
En el feudalismo se mantiene la idea del poder; el señor latifundista posee la voluntad de las personas, toma de ellas lo que necesita, sin tener que decirles que les ama; son célebres las listas de ahijados que tenían estos señores; que en realidad eran hijos con diversas mujeres, sin tener que vivirlo de manera abierta; el señor era dueño de vidas y riqueza; y no tenía que decirle a una persona… ¡ven, acompáñame porque te quiero y necesito; quédate conmigo!
Eso no sucede o sucedía; simplemente se daban o se dan las ordenes, se toma a las personas.
El actual sistema capitalista se nutre mucho de la idea del amor como forma de manifestar los apegos, deseos y derechos de una persona ante otra. La condición es que ahora debe hacerse de manera formal solamente ante una persona, si se desea decir que siente amarle; sea mujer u hombre. Así nace primero el amor romántico; luego de reformula como amor con apegos y costumbres; para aterrizar en el actual amor pragmático; amor de, y por conveniencia personal; así surgen las formas del amor, y la negación lógica del amor como figura universal.
Esta es la figura que está a debate y sobre todo, a prueba: el amor en los tiempos de pandemia.
Del amor pragmático. La forma contemporánea de amar se refleja en las ventajas y desventajas de tener una relación con una persona u otra; pero regular y moralmente debe ser con una solamente; desde luego no se cumple esta condición; la realidad es que las relaciones ocultas, clandestinas se multiplican, la idea del amor único es muy romántica; pero poco práctica; es más el sistema social se desplomaría si no se tolerara la posibilidad de mantener relaciones más allá del modelo monogámico pragmático.
Hoy es más equilibrado, sobre todo con la pandemia, reconocer que el encierro y control de las personas y sus movimientos más allá de la casa han desnudado que no podemos vivir en pareja sin que se nos note que necesitamos la existencia de otras personas en nuestra parte amorosa.
Con Claudia te casas, ya verás con quien te revuelcas; no vamos a permitir una arribista en la familia; hay reglas de respeto y protección del apellido y fortuna que no vamos a permitir que una gata afecte.
La pandemia nos muestra que el amor en tiempos neoliberales se condiciona demasiado por lo material: te amo, si eres proveedor; si eres amoroso y tolerante; si eres comprensivo y solidario; pero sobre todo si eres capaz de ser administrador de mis necesidades materiales, morales y sexuales. Es un pequeño decálogo desde la mujer actual al hombre.
La pandemia ha desnudado mucho la actitud del hombre ante su concepto de amor a su esposa o pareja; por eso pide o busca en este tipo de amor pragmático de manera explícita o implícita elementos puntualmente claros de ella; de su mujer o pareja, debe ser o tener: capacidad de proveer, aceptación a prueba de rumores, chismes y verdades; guapa, sensual, pero discreta; sexual, pero exclusiva (aunque el esposo sea un pinche panzón asqueroso, ella debe ser y lucir sexi …para sus asquerosas lonjas y su probable mal sexo).
Las cifras del Inegi, no es que sean el gran oráculo de la verdad, son información que nos está relatando una realidad que niega los tamaños del amor que habíamos imaginado: encerrados no nos soportamos como lo habíamos imaginado, cuando podíamos salir libremente; cuando nuestra pareja podía salir sin tanto control; cuando los dos éramos proveedores, o al menos uno lo era, y, más o menos alcanzaba.
Al final, el amor conceptual es un juego de palabras; no existe; quien haya visto en el super, o en la plaza al amor, cuando esto suceda, avíseme para entrevistar a ese extraterrestre.
No existe, solamente se conceptualiza, se define como una acción que tiene diferentes formas de manifestarse; eso sí existe, se le llama formas de amar.
El Inegi nos indica en sus cifras que se incrementó la crisis de las parejas como se conoce actualmente; se incrementó el número de divorcios, se incrementó la violencia familiar; aumentaron las violaciones dentro de la familia; aumentaron las enfermedades psicológicas; se manifestó de manera grosera la crisis de esto que hemos llamado amor pragmático o materialista.
Son los nuevos tamaños del amor, no en los tiempos de cólera de García Márquez; pero sí en los tiempos del coronavirus.
Abrazos medio pragmáticos, a veces somos muy obvios con quien nos lee.
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