“Le pido Dios que termine la epidemia y me dé licencia para ir a ver a mi hija a Estados Unidos”

Integrante de un grupo de 49 Palomas Mensajeras del municipio de Villamar, que el próximo 12 de noviembre tramitaría su visa para reencontrarse con sus seres queridos en Estados Unidos, la señora Elena, de 67 años de edad, suelta el llanto y entre sollozos narra cómo murió su esposo sin volver a abrazar a su hija y despidiéndose a través de una videollamada.

“Ella llore y llore, le gritaba ´que no que ibas a venir a verme´ y él nada más la veía y se le venían sus lágrimas en una videollamada, le gritaban, mi nieto más grande le gritaba, ´abuelito no que ibas a venir, abuelito´, ya nada más les echó la bendición y murió”.

La fe de volver a ver a su hija que vive en Estados Unidos y el cariño de otra que vive en Villamar y un nieto, son el motor que da fuerza a Elena, pues su vida como madre no ha sido fácil; hace unos años su único hijo fue privado de la libertad por desconocidos y no volvió a saber nada de él.

“Es lo que más quiero, ir con ellos, con mis niños, tengo tres nietos allá y uno aquí, tengo dos hijas y un hijo que me levantaron, que no lo he vuelto a ver, yo le pido mucho a Dios que me ayude para ir a verla, tengo muchas ganas de abrazarla, sería la mayor felicidad de mi vida, llevarle todos los abrazos que su papá ya no le pudo dar, él andaba también arreglando todo para ir pero ya no alcanzó, yo me acuesto y me levanto pidiéndole ese favor a Dios, que me de licencia para ir a verla, que me preste otro poquito más de vida y que pronto pase esta pandemia”.

Por instrucción del Gobernador Silvano Aureoles Conejo, la Secretaría del Migrante, (Semigrante), desplegó a su personal para llevar información personalizada a cada uno de los integrantes del programa Palomas Mensajeras en sus municipios, sobre el aplazamiento de citas, viajes e integración de expedientes.