Se recomienda sacar toda la ropa por categorías para tener una visión global de lo que tengo que encajar en el vestidor o guardar hasta el nuevo cambio. En este paso es cuando tienes que empezar a tomar decisiones y valorar qué te has puesto durante la estación pasada.
Probablemente tienes unas cuantas prendas que no has usado en los meses anteriores, así que puedes establecer unos criterios y respetarlos para deshacerte de un poco de peso. Algunas preguntas podrían ser: ¿me sienta bien? ¿me hace sentir cómodo? ¿se encuentra en buen estado? En definitiva, ¿volveré a ponérmelo? Si la respuesta es sí, guárdalo hasta la siguiente temporada.
Lo óptimo es almacenar la ropa limpia y acondicionada para su uso dentro de unos meses, porque es básico para el mantenimiento de la prenda en buena forma. Guardar una camiseta con una mancha es condenarla a que nunca más quede limpia. Además, mezclar ropa limpia y sucia en el mismo lugar quiere decir que habrá que volver a lavarla toda de nuevo al querer usarla.
Si tienes que hacer una transformación de una prenda, es mejor que esperes, por si cambias de medidas, o por si la nueva tendencia del próximo año te da una nueva perspectiva. Y la principal recomendación es que dediques un tiempo a dividir los espacios de la ropa que sí te vas a poner.
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