LAS PEQUEÑAS COSAS
Por: Eliseo Castillo A.
Se termina el año 2016 y se inicia el 2017; regularmente se hacen recuentos de lo bueno y malo que esto ha generado, la manía del ser humano por mantener un aparente control sobre los procesos le hacen esclavo de los mismos; sin embargo, pareciera que termina por ser atractivo a la existencia del ser humano esta costumbre.
Dentro de los temas que más “muerden” socialmente esta el nivel de seguridad o su contrario (inseguridad) con que se vive en el municipio, la región y la ciudad de Zamora.
La frase aquella de que a las 9 se sueltan los leones en Zamora parece que ha sido rebasada por esta terca realidad que se encarga de advertirnos que cada vez es menos fácil mantener el control de la ciudad, el municipio y la región misma (Jacona es parte de la realidad zamorana ).
El problema es que cada vez es menos simple visualizar la inseguridad por la contaminación de que se ha visto a raíz de que los grupos delincuenciales se han incrementado; es un secreto a voces que estos proliferan, y que en la medida en que la ciudad se extiende, con ello alimenta esta especie de cáncer social. Nunca como ahora se le puede perfectamente etiquetar como cáncer social a la delincuencia organizada.
Ante esta realidad…¿qué alternativas tiene la población que no se encuentra inmersa en este tipo de organizaciones, pero que es victima de su accionar?
Es uno de los grandes interrogantes que se requiere entender para ver en qué medida, las autoridades de los diferentes niveles responden a esta necesidad.
Por ejemplo…¿qué tan confiables son las autoridades municipales? toda vez que son las de primera instancia con que el ciudadano se toma a diario….
Por desgracia hoy no se puede decir que esta figura cuente con la confianza y credibilidad de los ciudadanos; es una pena, pero entre el chisme , el rumor y la sospecha, hay indicios de que se ha perdido confianza en la misma; se tiene la sensación de que no se ha trabajado en función a crear credibilidad en el uniforme del policía municipal; más bien se le ve como un personaje que responde a otros intereses que no son precisamente los del ciudadano común; como que se va alejando esta figura del sentido de confianza para que fue creado.
Desde luego esto no es nada bueno; en estos tiempos en que la violencia es tan intensa, si dejamos de confiar en el personaje oficial más cercano a nuestra cuadra y barrio, entonces si que estamos en problemas. Resulta doloroso que ese policía de barrio, que regularmente se identifica, es fundamental que no sea confundido con personas no gratas; de esas que ahora tanto abundan por cierto.
¿Pero…, cómo le vamos a hacer?
Ese es el dilema, que por desgracia se agrava cada vez más. Se lo pongo muy fácil de entender con el caso de Jiquilpan; la policía fue retenida para realizarles un interrogatorio de falta de confianza, aclaremos, es por falta de confianza…no por confianza, por los desagradables eventos recientes sucedidos en la región (las cabezas humanas encontradas). Hoy, ellos están de regreso realizando su trabajo en el municipio… ¿pero qué pasó con la confianza…? regularmente se reduce, se arman los chismes de pueblo, los murmullos lastiman, y en algunas ocasiones los delincuentes aprovechan esta circunstancia para alimentar el descrédito de quien no puede defenderse.
Esto es lo que debe confrontar la seguridad pública de Zamora…¿es confiable aun…o definitivamente debemos correr a casa antes de las 9 de la noche…antes de que suelten los leones…?
Uno de los peores chistes sangrones…, por que en ocasiones son ciertos, es el de que es preferible que te asalte un ladrón común a toparte con un policía nohonesto, duele que las personas se convenzan de que es mejor el ladrón que este último…, duele, por que en ocasiones es cierto.
Por desgracia Zomora hace tiempo que padece esos rumores…
Le abrazo con cariño.
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