Cuando la educación se convierte en una mercancía más del mercado, pareciera que lo que importa es quien se queda con la mejor parte.
Cuando me comentaron el problema de falta de profesores en Cieneguitas, del municipio de Tanhuato, Michoacán; en donde, entre los argumentos que se les ofrecieron fue que… “sí se han enviado profesores a cubrir las plazas en la citada escuela…, ¡pero no los han dejado tomarlas, los profesores que se encuentran en la misma, por pertenecer a otro sindicato…!”
De esta forma se justifican las autoridades locales frente a un problema real, en que los niños simplemente son el botín de la lucha por el poder entre los propios profesores y los sindicatos en pugna; en este caso el SNTE y la Coordinadora nacional.
Curiosamente, a las puertas de una tienda departamental en Morelia, me encuentro a un viejo profesor con el que hace 25 años jugaba basquetbol en la liga de Zamora, en un equipo llamado Bachilleres; se me acerca sonriendo muy satisfecho, lleva de la mano a un niño que resulta ser su nieto, me pregunta si sigo jugando basquet; le comento que en Morelia es un desastre este deporte, pero que en lo posible lo hago…; luego con más cercanía, como algo íntimo me pregunta…
¿Ya te jubilaste profesor…? seguro te fue bien…; ¿cuántas plazas…?
No profesor, le contesto, yo no tengo plaza SEP, trabajo en la UNIVA por contrato de horas…
No le pediste una plaza al profe Cerda…?
No, solamente jugábamos basquet…
Él te pudo echar la mano fácilmente…; yo me jubilé muy bien…
Y lo creo, sabía que tenía mas de una plaza de profesor en la SEP, pertenecía al grupo de profesores cercanos al inspector escolar, que, a su vez, jugaba con nosotros en el equipo de basquet en Zamora.
Al despedirnos quedé como el tonto del pueblo… ¡pudiendo haberle pedido o comprado una o dos plazas al maestro X, desaproveché la oportunidad que él si realizó, y ahora me presumía todo lo que recibe en su jubilación!
Si los niños de Cieneguitas son rehenes de luchas sindicales, sí que estamos en un problema de lucha de poder, que pone los niveles de corrupción por encima de las obligaciones de los profesores, y los derechos de los niños.
Los hechos huelen mal, están peor…
Cuando los argumentos que ofrecen para que falten profesores en la escuela de Cieneguitas, son banales y de mal gusto; huele a lo que es, corrupción, clientelismo, y falta de respeto por los principios básicos de respeto a la educación como derecho universal.
Lo peor es que no es solamente Cieneguitas probablemente; cuando no se tiene respeto por los demás, y los líderes sindicales son de la calaña que ostentan estos dos entes, a cual más de corruptos, los niños se ponen en el último lugar de las prioridades; no importan realemente.
Dos botones mas de muestra de la pestilencia de la corrupción que lastima a los niños…
En UNIVA Zamora, uno de mis alumnos me presumía que su papá “era un chingón”…, tenía siete plazas de profesor; sin decirle algo, pensaba para mi con preocupación; este muchacho (Cesar) presume como su padre es un gran corrupto…, ¡y él va a ser (es hoy) abogado…!
En UNIVA La Piedad, una de mis alumnas (no recuerdo su nombre…, es mejor) de los cursos sabatinos, durante una clase en que se trató el tema de la corrupción en la educación, y la venta de plazas como una mercancía más en el mercado; durante un intermedio (las clases eran de 5 horas) discretamente pidió hablar conmigo y, luego de disculparse por lo que me iba a comentar, me dijo…
“Maestro, sé que lo que nos dice es verdad; me da pena pedirle permiso de no venir el próximo sábado; tengo que estar en Morelia precisamente para lo que acaba de criticar…; voy a firmar el traslado de la plaza de mi padre a mi favor; me la va a pasar”
Pero, le comenté, si apenas estás iniciando la carrera…
Así se puede maestro, me contestó, mi papá ya lo arregló todo, para que solamente firme el traslado a mi favor…; pero le pido de favor que no se sepa en el salón; se van a burlar de mi…
Me quedé con cara de idiota (desde entonces creo…), lo que le interesaba a esta alumna era que no se enteraran de que estaba comprando una plaza, cuando apenas iniciaba la carrera.
Con cara de derrota moral seguí la clase, y me imaginé cuántos de los 12 o 14 alumnos realmente se burlaría de su compañera…, o, cuántos la envidiarían, y le preguntarían si su padre podría conseguir otra plaza y a qué precio…
La corrupción es así, huele mal, apesta, es lo peor del ser humano.
Al parecer, Cieneguitas es rehén de esa guerra de poder de los sindicatos; los profesores no podrán llegar en caso de que sean enviados, si estos no son miembros del sindicato que domina en el rumbo; que los niños se jodan; son lo menos importante cuando de poder es la lucha.
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