5W Redactor Revista Digital Informativa
El Presidente López Obrador, entre sus muchas declaraciones e información que
día a día deja saber por las mañanas, ha manifestado que si no van todos los
países a la cumbre de las Américas próxima a realizarse en estados unidos el
tampoco asistirá, o en su defecto enviará a un representante, que en su momento
sería el presidenciable Marcelo Ebrard; lo que a todas luces representaría un
desdén. Pues cuando te invitan a que visites un hogar y no vas, se debe a algo
que no te agrada.
Si bien es cierto que no se trata en ningún momento de ponernos de rodillas como
mexicanos frente a nadie, tampoco de jugar con Sansón a las patadas, pues por
más que podemos negarnos a la realidad, el país del norte es el socio comercial
más importante que tiene México, y si a éste se le ocurre, sus aranceles podrían
obligar a más de un sector comercial a doblegarse.
Queda claro que en la reciente visita que hizo el presidente mexicano a las
diferentes naciones de América Latina y el caribe estrechar los lazos y la afinidad
con algunos mandatarios y hasta parece que se puso de acuerdo para no asistir a
la cumbre en cuestión, pues de otra manera no se podría entender su arrebatada
idea de contratar médicos cubanos, y condicionar su participación.
Al primer mandatario mexicano, no se le debe olvidar que nos representa, que una
cosa es lo que él sienta y piense y otra la que convenga a la nación, y
considerando que ya está en edad de ser prudente, ese pecho que tiene y que ha
afirmado que no es bodega, bien pudiera ponderar lo que podría detonar una crisis
de relaciones diplomáticas como las que aunque lo niegue se vive con los dimes y
diretes con España y que se pudiera revivir acrecentar con USA.
No hay necesidad de pelear, ni de agruparse al lado de quienes están más
alejados de las mejores prácticas democráticas, con ser ecuánime basta, con
respetar la pluralidad es suficiente y sobre todo velar por la sana convivencia entre
naciones. No se trata de ser gris pero tampoco de atizarle al fuego.
Si AMLO, está usando ésta estrategia, de poner sus condiciones, o como defensor
de países como Cuba, Nicaragua o Venezuela, para negociar con la Unión
Americana algún caso, está poniendo en riesgo la diplomacia y los intereses
nacionales. Esperemos que para el 6 y 7 de junio tengamos al presidente de
México en los Ángeles California, representando los intereses nacionales, y
superando sus exigencias y limitaciones lingüísticas.
Desde luego que es importante la inclusión, pero quién quiere recibir en su casa a
un visitante que le faltará el respeto, con quien no hay relación, es más con
quienes se vive en agravio. Ese tipo de relaciones se tratan aparte y si es que se
debe arreglar algo ha de ser en privado y no en exposición con público presente.
La presencia de España, como observador a la cumbre, podría ser otro motivo por
lo que López Obrador no quiera asistir, pues seguramente podría surgir alguna
controversia entre ambas naciones, por los reclamos y exigencia de un “perdón”
de “la madre patria” a los mexicanos. Si lo que se pretende es un boicot, lo que se
prevé es que la cumbre se realice, participe con quienes estén, y sopesando las
cosas, nos conviene más asistir.
Si bien es cierto que se puede pretender una unidad de naciones como la unión
europea, que a México le pudiera convenir ver más hacia América del sur, el
caribe o América Latina, lo cierto es que geográficamente nos ubicamos en el
norte, y eso es innegable, que la cercanía con las naciones del tratado entre
Canadá y Estados Unidos, son una prioridad obligada.
Si bien es cierto que cuando se le cuestiona alguna decisión a los gobiernos
siempre hay los que salen en su defensa, lo es mayormente en éste momento con
el gobierno de la República Mexicana, una vez que cada actitud que se ha tomado
por parte del mandatario, divide al país, y aunque esto debiera pasar, lo siempre
valioso ha de ser vivir en la pluralidad y el entendimiento, en donde el análisis y la
crítica nos lleve a tener una sociedad más civilizada y gobiernos más conscientes
de que no pueden gobernar según sus ideas, sino conforme a los principios
constitucionales de objetividad y legalidad.
