Una tierra de riqueza y contrastes
Tengo familiares y amigos en Sinaloa, uno de los estados con mayor riqueza natural del país, con mucha gente de bien, trabajadora, noble y con deseos permanentes de superación. Todos lamentan lo que está ocurriendo en su tierra con el aumento de la violencia en los últimos meses, por las razones que sean: la guerra entre bandas de narcotraficantes en su lucha por el poder o la ineficiencia y el contubernio del gobierno con esas mafias.
El recrudecimiento de la violencia
Desde septiembre —después del “secuestro” de Ismael “El Mayo” Zambada, que lo llevó a Estados Unidos y por lo cual está preso— se recrudeció la violencia, los crímenes, los levantamientos y las masacres, sin que nadie haya sido capaz de detener esa guerra.
Los sinaloenses ya no viven en paz. Salen a la calle con temor, los comercios cierran temprano para evitar ser parte de la estadística criminal y la normalidad se ha visto afectada en municipios como Culiacán y Mazatlán. Esto ha generado una retracción económica que impacta a todo el estado.
Las alarmantes cifras de inseguridad
Los homicidios se han triplicado desde la detención de Zambada en septiembre debido a la pugna entre los dos grupos de narcos que controlan las operaciones de tráfico de drogas en Sinaloa, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Hasta ahora, el saldo ha sido:
- 798 asesinatos dolosos.
- 938 personas privadas de su libertad.
- 2,843 vehículos robados.
- 249 personas detenidas.
Ni siquiera el secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, ha logrado frenar la violencia, a pesar de haber estado prácticamente viviendo en la región. Si bien ha habido detenciones menores, el conflicto sigue en pie.
Protestas y exigencias ciudadanas
Desde hace unos días, la población de Sinaloa ha salido a manifestarse para exigir el fin de la violencia y pedir la renuncia de Rubén Rocha Moya, gobernador del estado, a quien muchos señalan como responsable de lo que ocurre.
Ante la presión, el gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, junto con mandatarios estatales, legisladores y militantes de Morena, han cerrado filas en torno a Rocha Moya, brindándole su apoyo total.
Con ese respaldo incondicional, Rocha Moya se envalentonó y declaró que “unos cuantos gritos” no lo harán renunciar. Además, aseguró haber concretado alianzas con diversos sectores del estado para frenar la violencia y combatir el narcotráfico. Sin embargo, los ciudadanos sinaloenses siguen convencidos de su colusión con los cárteles y mantienen la exigencia de su destitución.
¿Un futuro incierto para Rocha Moya?
En algún momento —seguramente muy pronto— el poder de Rocha Moya como gobernador de Sinaloa tendrá que llegar a su fin. Su posible cese podría arrojar luz sobre el asesinato de su enemigo político, Héctor Melesio Cuén Ojeda, un crimen aún envuelto en misterio. Se dice que Rocha Moya iba a reunirse con él antes del asesinato, con “El Mayo” Zambada como testigo.
Acusaciones desde Estados Unidos
Apenas hace unos días, la Casa Blanca —es decir, el expresidente Donald Trump— lanzó una grave acusación: que el gobierno de México tiene alianzas con los cárteles de la droga y pone en peligro la seguridad y la salud pública de Estados Unidos.
Claudia Sheinbaum Pardo tendrá que demostrar la falsedad de esa afirmación. En ese contexto, Rubén Rocha Moya podría convertirse en el chivo expiatorio perfecto para ser entregado al gobierno estadounidense, ya que la Casa Blanca no se conformará con que México continúe ofreciéndoles en prenda a narcotraficantes de menor rango.