La promesa de un mejor Metro
Apenas hace unos meses, las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo anunciaron con bombo y platillo (como se escribía en las viejas crónicas) la instalación de 18 nuevas escaleras eléctricas para las líneas 3, 7 y 9, con el fin de mejorar, dijeron, “la accesibilidad y la experiencia de los usuarios, especialmente quienes tienen movilidad limitada o alguna discapacidad”.
Miles de nosotros, quienes vivimos en la Ciudad de México y usamos diario el Metro, brincamos de gusto porque habían pasado muchos meses subiendo y bajando las escaleras fijas, sobre todo en la ruta que va de Barranca del Muerto a El Rosario, la más profunda de las 12 líneas de ese transporte.
El anhelo de una solución definitiva
Todos los días veía a personas de cualquier edad pasar sufrimiento para ascender y descender por ese túnel en las escaleras fijas: personas con muletas, adultos mayores (algunos de avanzada edad y cargando bultos y bolsas pesadas), varios en sillas de ruedas, que eran apoyados por otros usuarios. Yo mismo caminaba hacia arriba y hacia abajo, haciendo pausas por lo pesado de esas subidas y bajadas.
Lo peor es que los técnicos especializados habían desmontado las escaleras eléctricas viejas, dejándolas arrumbadas en túneles y pasillos del Metro. Cubrieron con tablones los espacios vacíos donde estaban y los usuarios tenían que amontonarse para poder salir y entrar a los andenes de los trenes. Una calamidad, sobre todo en horas de la mañana y la tarde, cuando había saturación de pasajeros.
La instalación de las nuevas escaleras
A principios de enero colocaron las nuevas escaleras eléctricas, sobre todo en la Línea 7, donde más se padece por las subidas y bajadas. El director del Sistema de Transporte Colectivo, Guillermo Calderón, que viene desde el sexenio pasado (sustituyó a Florencia Serranía, de triste memoria porque a ella se le cayó el Metro en la Línea 12, por supuesto, sin sanción alguna hasta ahora) declaró que en esta ocasión se instalaron 18 escaleras eléctricas. Él asegura que, en todas las 12 líneas, hay 467 escaleras y la mayoría funcionan.
Después del pomposo anuncio, una mañana llegué a Mixcoac y descubrí, con una amplia sonrisa y mucha felicidad, que ya estaban funcionando todas las escaleras eléctricas en la estación y que los túneles y pasillos quedaron limpios de material inservible, que durante meses nos estorbó para circular.
El desengaño y el regreso del caos
El gozo se fue al pozo unas dos semanas después, porque ya volvió el caos a la Línea 7. Muchas de las escaleras eléctricas recién instaladas dejaron de funcionar o caminan a capricho de los empleados y vigilantes del Metro. En algunas estaciones volvieron a colocar tablones en el espacio de las escaleras eléctricas inservibles, como si fueran a darles mantenimiento o a volver a cambiarlas; y, especialmente en las estaciones de transbordo, se vuelve un desorden las entradas y salidas de la gente.
Exigencias de respuestas y soluciones
Alguna explicación tiene que dar el director del Metro por esta situación; no puede quedarse callado. Tal vez el equipo que instalaron fue de mala calidad y por eso dejó de funcionar tan pronto. No sé. Los usuarios merecemos respuestas y soluciones.