Por más que los economistas de diversas formaciones ideológicas se aferran en consolidar la idea del libre comercio como bandera del éxito de la economía mundial, la realidad en números y en niveles de carencias, léase pobreza, contradicen esta tesis que se usa deliberadamente para promover que los diferentes gobiernos de más o menos 200 países del mundo se abran, y permitan que las grandes empresas, absolutas ganadoras de esta política, se apropien de los recursos y los mercados de los países pobres relativamente.
Este año se analiza la posibilidad casi obligada de renovar el Tratado de libre comercio con la Unión europea (TLCUEN); el sentido común indica que no es recomendable renovarlo, que las relaciones comerciales, nunca han sido libres, ni democráticas y mucho menos justas; mientras que los intereses de las grandes empresas )lo hemos repetido al cansancio desde hace más de 25 años en este espacio y en los salones de clase y foros donde hemos participado) son el fundamento que promueve el libre comercio.
Nunca ha existido ni va a existir en la tierra y el tiempo, un sólo tratado comercial entre iguales, con la intención de mejorar la vida de todos los socios. Por el contrario, es un acuerdo diseñado para que las grandes empresas mantengan su tendencia al crecimiento, alimentándose a costa de los recursos de economías débiles, y de empresas competidoras poco peligrosas, las que serán quebradas y absorbidas con el tiempo.
Por más que el propio gobierno de AMLO se afane en hacernos creer que el libre comercio es bueno y salvador de la economía, realmente no hay pruebas suficientes que lo refuercen; por el contrario, cada vez hay más elementos que nos llevan a comprobar que la apertura de los mercados nacionales, los hace más vulnerables a la competencia productiva, en la que regularmente van a perder.
Repetimos… la apertura comercial se ha diseñado para satisfacer las metas de las empresas transnacionales, también llamadas pomposamente “empresas de clase mundial”, lo que sea que signifique esta palabrería diseñada entre los economistas (soy economista… ¡gulp…!
Mientras la filosofía de la derecha se ufana afirmando que con la apertura del comercio mundial se tiene un mundo mejor, la realidad ha mostrado lo contrario; después de décadas de libre mercado, se ha generado más pobreza, más desigualdad mundial, y por desgracia, más ricos a los ricos de siempre.
Eso no justifica en ningún momento seguir suscribiendo acuerdos de libre comercio; sin embargo, AMLO no creo que detenga la prolongación del TLCUEN…
Con datos tomados de la columna de David Márquez Ayala, publicados en el periódico La Jornada, del lunes 22 de agosto de 2022, en la página 24; y usando los datos de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo) nos informa que realmente los beneficios del tratado han sido ampliamente para las economías europeas; mientras que nuestro país ha agudizado su patrón de deficitario con el resto del mundo.
Entre el inicio del tratado en 2000, hasta los últimos datos de 2021 las cifras son penosamente tristes…: en 2000 las exportaciones de México a Europa fueron de 4 874 millones de dólares; mientras que importamos 14 292 millones de dólares; se tuvo entonces un déficit de 9 427 millones de dólares.
Veintiún años después, en 2021 las exportaciones de México se han incrementado hasta 21 435 millones de dólares; mientras que lo que les hemos comprado o importado 50 559 millones de dólares; con ello se nos presenta una realidad pasmosa en contra: tenemos hoy un déficit de 33 429 millones de dólares.
Si nos vamos sobre las cifras, no hay argumentos para mantener y renovar el tratado comercial; no hay beneficios visibles, en cambio de ha fracturado el control del mercado nacional; se ha perdido control sobe las variables fundamentales que permiten el crecimiento y desarrollo social del país. Nunca será lo mismo hacer negocios de manera indiscriminada con quien quiera a la sombra de aperturas comerciales desiguales; que hacerlo con un marco legal favorable para la industria nacional que, de inicio, tenga ciertas preferencias para defenderla de la ruina.
Sin embargo, casi es seguro que se va a renovar el tratado, y a sabiendas que es deficitario de manera descarada, se va a preferir por encima de defender la planta nacional; el gobierno de AMLO, aunque presuma ser de izquierda; aquí hemos dicho lo contrario, no es de izquierda, es de corte nacionalista solamente, y, va a renovar algo que no ayuda al mercado nacional, pero que, sin embargo, se va a hacer poco para defender, por una situación muy simple: una cosa es la teoría ideal de la economía, y otra la economía y los problemas reales…
El capitalismo salvaje no es el diablo, solamente se le parece…, se disfraza de él; las políticas sociales de izquierda, en ocasiones se topan contra sus propios efectos, aunque pareciera que termina por ser el menos malo de la realidad.
Aun no existe el tratado comercial justo entre naciones…, no lo busque, no lo va a encontrar…, no va a existir.
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