Golpe de Timón Desencanto de la democracia
Teodoro Barajas Rodríguez
Vivimos en medio del desencanto respecto a la democracia porque ésta no se ha traducido en mejoras en temas torales como lo representa la seguridad pública, el crecimiento económico ni hemos encontrado de regreso a la certidumbre que en algunos momentos se vivió, la causa última de la política es el bien común aunque hoy día se percibe como una aspiración lejana. Ante se vivió bajo la égida de un sistema monolítico que excluía permanentemente a las voces discrepantes que, en muchos casos, terminaban en la clandestinidad para ulteriormente convertirse en guerrilla. Fue otro México, aquel que registró la “guerra sucia” sanguinaria que ubicaba a la oposición radical para masacrarla. De unos años a la fecha nuestro país enfiló por la ruta de la normalidad democrática, a la mexicana, actualmente tenemos alternancia, pluralidad partidaria, aunque también ingobernabilidad, corrupción espesa que azolva los caminos institucionales, una casi invisible rendición de cuentas que pone de relieve una cada vez más evidente atrofia del estado mexicano. La democracia originada hace dos milenios y medio en la antigua Atenas evolucionó, en aquellos tiempos helénicos fue excluyente si la comparamos con la actual, pero fue la apertura de un nuevo camino, una forma de hacer gobierno. Ya Abraham Lincoln en su célebre discurso en medio de la Guerra Civil manifestó como epílogo en su intervención en el cementerio de los combatientes del norte que no debiera perecer sobre la faz de la tierra el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. La actualidad de la democracia parece que ha quedado anclada en el rubro electoral con diversos partidos y un oneroso gasto pagado por los contribuyentes. Existen diversas opciones en el mapa político de México, aunque la ideología que debiera distinguirles parece estar eclipsada. Los partidos políticos en cualquier manual de teórico lo podemos leer, se fundaron para buscar y conseguir el poder; en una democracia madura son invitados de primer orden. Aunque en nuestro país esa maduración parece haber llegado tarde porque aún no conoce plenamente. La crisis de identidad en los partidos políticos es evidente, no se puede ocultar, la ideología juega un papel secundario plagado de redondos lugares comunes, la descripción de la geometría política parece encontrarse detallada en los libros de Norberto Bobbio porque en la praxis las alianzas extrañas de izquierda con derecha han marcado una tendencia creciente porque, para ambos, el fin justifica los medios. La alternancia como elemento de la normalidad democrática se puede asumir como incentivo, aunque a la hora de la verdad una administración procedente de un partido específico no marca diferencias de fondo con la antecesora. La tarea de forjar ciudadanía es la asignatura pendiente para brindar un valor agregado a nuestra democracia marcada por el signo de la disfunción partidista.
Posdata: El presidente Enrique Peña Nieto abordó el tema de la corrupción para decir que está por doquier, y que nadie puede lanzar la primera piedra. Lamentable que se asuma a la corrupción casi como un aspecto diario de cultura mexicana y ello refleje que el mandatario ha perdido la capacidad de asombro e indignación.