Después de varias semanas en las que se presagiaba una renuncia obligada, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum anunció la salida de Florencia Serranía Soto de la dirección general del Sistema de Transporte Colectivo, aunque aclaró que seguirá disponible para colaborar en todo lo que se refiera a los proyectos en proceso. Bueno, si Florencia Serranía no hizo nada estando adentro, menos afuera.
De acuerdo con su perfil publicado, el nuevo titular del Metro, Guillermo Calderón Aguilera es especialista en gestión de proyectos y procesos, especializado en implementación y operación de sistemas de transporte urbano. Fue director del Metrobús por 13 años y de 2018 a la fecha se había desempeñado como director del Servicio de Transportes Eléctricos de la Ciudad de México.
Por experiencia no va a parar, sin embargo, recordemos que también Florencia Serranía es una profesionista con mucha experiencia y tuvo una gestión con más negros que blancos: accidente en Tacubaya, el incendio del Puesto Central de Control número 1 y el desplome del vagón en la estación Olivos de la Línea 12, por nombrar los accidentes más relevantes en su cuenta.
El Metro está en crisis, no sólo por el accidente de la Línea 12 y por los millones de pasajeros afectados, sino por la falta de mantenimiento y supervisión en todas las instalaciones, que está aflorando con los accidentes recientes. Los mismos trabajadores lo reconocen.
Guillermo Calderón, el nuevo director del Metro, heredó una gran responsabilidad. Sabemos que no basta con su capacidad profesional y técnica, se requieren recursos, mucho trabajo y apoyo real de los gobiernos local y federal. Habrá que ver si realmente como lo prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador, le inyectan dinero al STC para mejorarlo.
Además de experiencia técnica, el titular del Metro tiene que ser un gran administrador, alguien que impulse resultados concretos en corto plazo, que hable menos y trabaje más, que gestione los recursos indispensables, que no le tiemble la mano para tomar decisiones duras, pero necesarias, que tenga criterio propio y no le diga que sí a todo lo que le ordenen la jefa de gobierno o el presidente.
Ese es el perfil que debe tener Guillermo Calderón para resolver el grave problema de mantenimiento en el Metro, echar a andar la Línea 12 con éxito dentro de un año o el tiempo requerido, sin que jamás se repita un accidente grave como el ocurrido el pasado 3 de mayo y ninguno otro. Como dijo en su discurso de toma de posesión, su trabajo es garantizar la seguridad de los usuarios.
Guillermo Calderón no debe permitir que el Metro continúe sin mantenimiento y supervisión adecuadas. Ahora es su responsabilidad, además de darle seguimiento a la investigación del accidente de la Línea 12 hasta castigar a los responsables.
El nuevo director del Metro tiene muchos pendientes; ojalá que cumpla o pasará a la historia como un florero más de este sexenio.