LA ECONOMÍA Y USTED Eliseo Castillo – AMLO Y LA ESTATUA DERRIBADA

Apenas hace unos días se nos informó de la presencia de una estatua con una imagen que representaba al presidente López Obrador, tres o cuatro días después, y como regalo de año nuevo se nos presentan las imágenes en la prensa, de la propia estatua derribada, destrozada de la cabeza y las piernas; las fotografías que nos comparten, dan cuenta del tronco de lo que fue la citada estatua de cuerpo completo. Todo eso sucedió en el corazón del priísmo rancio que no ha permitido que la oposición se establezca; el Estado de México, en la mera tierra del grupo “Atracomucho…”, o más bien conocido como Atlacomulco, tierra de Isidro Fabela, formador de tal grupo.
Ayer, un pequeño grupo de inconformes posaron ante los destrozos de tal monumento; ofrecieron demandar ante la justicia tal agravio; luego de esto, queda a la mano la interrogante simple…
¿Hay realmente un agravio…?
Penalmente podemos decir que hay un delito de daño en las cosas públicas; mientras que moralmente hay un agravio relacionado con el régimen en el poder; esto último no es delito, es un acto vandálico que manifiesta un sentir de una parte de la sociedad que se siente no representada por el actual gobierno; llegando incluso a sentirse agraviada con el mismo.
¿Esto es malo…?
Por supuesto que no; nada de malo tiene que se manifiesten; siempre y cuando su sentir se exprese de forma adecuada al marco que pretendemos construir y que nos obstinamos en llamar democracia; a veces con formas ventajosas, a veces con algo de razón, usamos este término (democracia) para defender lo que atañe a nuestros intereses; pero cuando nos afecta, de inmediato lo calificamos como un acto vandálico; ahora sí que, depende de qué lado estemos para reaccionar a determinada acción.
Los Amlovers pueden sentirse agraviados por tal acto; en sí mismo, no es otra cosa que un mero acto de vandalismo mediante el que se manifiestan grupos ideológicamente contrarios al gobierno y su ideología de que todos debemos ser menos injustos en lo posible; buscando una sociedad menos lamentable para las capas sociales del nivel medio bajo y los grupos marginales, que, no hay duda, a nadie le convienen, ni sirven.
De hecho, en buena parte del mundo se ha venido realizando un proceso de censura para buena pare de las estatuas y monumentos que se han impuesto a la sociedad como referencia de parte de su historia; de la misma forma, como muestra de democracia, esta misma sociedad ha reaccionado exigiendo que algunas figuras sean retiradas de la vía pública, al considerar que no les representa… ¡es parte del espíritu de lo que queremos llamar democracia…, el derecho a decidir qué si y qué no nos hace sentir satisfechos!
Pero también en las autocracias despóticas (China, Rusia, Corea del Norte; Japón, Cuba, Nicaragua) se aplica la misma fórmula; ellos igual realizan una revisión de las figuras que les siguen representando, sólo que en este caso como gobierno, donde la sociedad no cuenta con posibilidades de decidir; donde el acto sí que es castigado, incluso con la pena de muerte (China ejecuta a más personas que cualquier otro país del mundo cada año).
Hace poco, en Veracruz fue derribada la estatua del expresidente Vicente Fox; acto que fue calificado por la derecha nacional panista como un acto vandálico que ameritaba una denuncia penal; mientras que para la izquierda que estaba llegando al poder, representaba un de desagravio contra las injusticias, que, para una parte de la sociedad había sido el gobierno conservador del ex-hacendado  de Guanajuato, avenido en presiente del país.
Cando sucedió el derribo de la estatua de Fox, los llamados progresistas no hicimos mucho para censurar el acto; por el contrario, de alguna manera lo justificamos con nuestro silencio, o argumentando razones de hartazgo social contra el culto a la soberbia de los malos gobernantes, y los conservadores que, más allá de incrementar su poder, no aceptan otra forma de convivencia.
Hoy que derriban una estatua de AMLO, la derecha se solaza, se manifiesta contenta, bromista por que, tal figura apenas duró dos o tres días de pie; además la manera en que fue destrozada, muestra una saña propia de una enfermedad conocida perfectamente, llamada rencor social histórico.
¡Dejemos de rasgarnos las vestiduras; no vimos nada que no deseé con vehemencia la derecha! tirar una, dos, tres estatuas, no hace diferencia; pueden ser cien, el resultado es el mismo; es la violencia propia de quien no acepa que alguien diferente a ellos gobierne.
Las estatuas son irrelevantes, pueden levantarse miles de ellas; pero si no se cree en los legados que dejan quien es representado en ellas, no van a representar a la sociedad en su conjunto.
El mejor gobernante no es el que gana todo; el peor no es el que pierde todo; el secreto es la permanente lucha por hacer las cosas bien para todos en lo posible; de ahí la figura del Quijote como forma de pensar en la justicia…, que no se fije en clases sociales, color de piel, estaturas o procedencias; el mejor gobernante no es el de Morena, del PAN o del PRI. Eso es el sentido de la democracia, que el gobernante lo haga sin el afán por el culto a su persona.
Si AMLO hubiera pedido que se quitara la estatua en que se le representaba, seguramente que habría sido un acto de coherencia; no lo hizo…; estas son las consecuencias.
Gabriel Zaid dijo de manera brutal que las estatuas sirven para que las palomas se paren y caguen en ellas…
Se pueden derribar miles de estatuas, el resultado es el mismo, representan un acto de reprobación de quien representan; ayer fue Fox, todo el año los diferentes esclavistas en el mundo, hoy AMLO, mañana quien sea; siempre y cuando sea la expresión de un camino a ser mejores como sociedad.
Juárez lo dijo claramente en su carta enviada al jefe de la expedición militar francesa que se aprestaba a invadir México para instalar el imperio de Maximiliano… hay que temerle al juicio inexorable de la historia; esa nos juzgará de manera inevitable.
Cuando menciono esto, pienso en las supuestas feministas, invadiendo el feminismo que lucha por razones justas, para imponer su agenda, muy apegada a la teoría de la destrucción hitleriana, de donde se han ganado el calificativo de feminazis.
¡Ah, el ego y culto a la personalidad que entre los fanáticos es peor que en las figuras que dicen defender!
Le abrazo… ¡que ego tan inflado el mío…; como si hubiera alguien con deseos de corresponder a mi pregón abrazistico!

About Bertha Guillermina Castellanos Arciga

Periodista, Reportera, Editora y Directora General de la Revista Digital Informativa: 5W Redactor.

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