A veces la mercadotecnia y los medios hacen el milagro de manipular a las personas en función de determinados intereses con que se presenta la información; todos los gobiernos cuentan con un departamento de manejo de imagen; una de sus funciones es hacer que la sociedad gobernada se sienta bien ante sus mandatarios; en el caso de las grandes empresas, lo que se requiere es mantener una buena imagen ante los empleados y los consumidores del producto que se genera.
Al final, lo que se pretende es mantener una buena imagen ante los demás.
Hoy está de moda en los medios machacar con insistencia enfadosa la idea de que el flujo turístico no debe detenerse, por más que la pandemia lo recomiende; las grandes empresas de transporte aéreo, cadenas hoteleras y restauranteras de lujo, o simplemente caras, claman por mantener activa esta actividad…; aunque te mueras en el camino por contagio de Covid.
Los argumentos que nos imponen para convencernos de que hay que viajar; salir a gastar hasta lo que no se ha ganado; para eso están las tarjetas y las deudas por pagar el resto de la vida; siguiendo la visión gringa que tanto admiramos y envidiamos…: el mundo es el mejor lugar para comprar cosas…, aunque no tengamos dinero, aunque no lo terminemos de pagar el resto de la vida.
Hoy, los gobiernos y las grandes cadenas económicas de servicios nos gritan en todos los medios que debemos salir a viajar y hacer que la economía se mueva…, que la pandemia es inevitable; y que el juego de la ruleta rusa y la versión mexicana llamada Juan Sin miedo, son nada comparado con viajar, conocer, endeudarnos, contagiarnos; a los mexicanos no nos cuesta mucho trabajo seguir esta recomendación; nos encanta el desmadre, y salimos a buscar lo que no hemos perdido.
El turismo tiene que seguir para rescatar a las grandes empresas, y de paso algunos empleos y pequeños negocios; pero el verdadero interés está en las grandes cadenas hoteleras, restauranteras y de aviación; el resto es apenas impacto colateral; parafraseando al clásico del “haiga sido como haiga sido”, para vergüenza moreliana.
Pasa algo parecido con la propuesta de Reforma Eléctrica; nuevamente los intereses de las grandes empresas y del propio gobierno se imponen y nos imponen su versión parcializada del tema. Cada parte nos dice su verdad en función a sus intereses; las grandes transnacionales comercializadoras de la energía eléctrica en el mundo reclaman el derecho a manejar la energía en México; de esta forma pueden imponer sus condiciones en materia productiva y de comercialización; hoy el ejemplo de Europa es claro: donde se apropiaron de este sector, como en España; les imponen sus tarifas, les hacen pedazos su salario, a cambio de seguir recibiendo el servicio; es la realidad del mercado; la ganancia por encima de la necesidad.
Por su lado, el gobierno propone que el control de la misma sea directamente desde el propio Estado; de esta forma ofrece mejores tarifas y buen servicio; y, sobre todo, ofrece mantener el control sobre las recursos esenciales para el país.
Hay algo de mentira…; regularmente no es tan cierto que el gobierno sea mejor produciendo, ofreciendo el servicio; realmente es un manejo de medios; está demostrado que las grandes empresas pueden ofrecer mejores productos para el mercado; donde los gobiernos pueden ofrecer seguramente algo parecido; pero regularmente de menos calidad.
¿Cómo creerle al gobierno que es mejor que controle el servicio?
La respuesta está en el uso y abuso del servicio en manos particulares; todo se resume a la ganancia por encima de la necesidad. La gran diferencia consiste en que las empresas gigantes que se apropian de este tipo de servicios: comunicación, energéticos, agua, van a buscar agrandar su poder por medio de ofrecer más servicios para obtener más utilidades; pero eso sí, solamente con una meta sin duda…ganar más…, cada vez más.
Telmex no era la mejor empresa del mundo; pero era de los mexicanos; hoy es muy grande, gana fortunas; pero es de un particular (casi un regalo de Salinas para Carlos Slim); y no necesariamente ha mejorado su servicio al ritmo de sus ganancias.
Los bancos eran en parte del gobierno, no eran los mejores del mundo; al ser privatizados (nuevamente por el señor Carlos Salinas) hoy son de los peores del mundo…, por que cobran por todo tipo de servicios, que en otros países donde tienen su matriz o sucursales, no cobran. En la oferta de tarjetas practican la usura sin rubor; son de los más caras en Latinoamérica… ¿quién salió ganando?
¡No es cierto que la reforma eléctrica…! va a ofrecerle grandes ventajas a los mexicanos, en caso de que se realice; como tampoco es cierto que en manos privadas sea mejor; el uso y abuso de los medios nos quiere engañar para creer lo que cada parte desea; pero lo que, sin duda es cierto es que se abusa de los medios para alcanzar las metas que buscan.
Lo que puede proponer de manera justa el gobierno es tratar de contener el alza de las tarifas por el uso de la energía; lo hemos visto con el precio del gas; hasta hace unos meses, los repartidores articulares se negaban a bajar el precio; se les recriminó y exhibió y.…, ¡sorpresa, resulta que si se puede; hoy el precio ha bajado notablemente!
Eso es lo que puede ofrecer el gobierno, contener el abuso de los particulares por su apetito por la ganancia a como dé lugar; el servicio puede ser de menor calidad, es muy probable; pero la ventaja está en detener la rapiña empresarial.
Abramos lo ojos; los economistas somos unos genios en decir medias verdades y mentiras; cuando trabajamos para empresas particulares promovemos la idea de que en manos particulares el mercado es mejor, los consumidores son felices…, aunque se les quite hasta la camisa por los bienes y servicios que les ofrecemos.
Cuando servimos a los gobiernos defendemos a capa y espada los intereses de este; es normal, nos pagan por hacerlo; más que objetivos, somos interesados en el salario que nos ofrecen.
En resumen…; las empresas quieren ganar más, al margen de la necesidad social de poder de compra; “bien vendido, o bien podrido”.
Los gobiernos buscan controlar los recursos para administrar su uso y socialización; a veces se equivocan, a veces logran mejorar la situación de la sociedad que gobiernan.
Cuando se nos invita a apoyar la reforma energética, se nos dice que quieren tratar de administrar las necesidades familiares, sin que el salario se haga pedazos; pero, curiosamente, al mismo tiempo se nos invita a salir, a viajar, a gastar hasta lo que no se tiene..; para que las empresas mantengan sus ganancias; que la pandemia no sea pretexto para viajar, gastar, endeudarse…; las grandes cadenas hoteleras y restauranteras no viven sin el dinero de las clases medias y medias altas…; ellas deben salir; ya los nacos, pueden seguir visitando los balnearios locales y las plazas públicas.
Nada es totalmente verdad o mentira; todo es cuestión del color del cristal con que se mira; dice la literatura clásica; y nosotros solamente lo repetimos; para que no se nos acuse de plagio.
Como quiera, cuando venga a Morelia, jamás le invitaré un gaspacho, estoy hasta la madre de los que dicen esa profunda frase hecha… “ir a Morelia, y no comer gaspachos, es como no haber ido a Morelia…”; Aplíquelo a su propia ciudad o pueblo, sólo cambia el producto a comprar o consumir.
Le abrazo.