La Economía y Usted Por: Eliseo Castillo A.

Por: Eliseo Castillo A.

En estos días, crecientemente violentos, en que hemos renunciado a muchas cosas a cambio de sentirnos menos inseguros; se hace menester reconsiderar una tendencia de la nostalgia en relación a la vida en pareja.

Según las estadísticas oficiales, el incremento de los divorcios es una realidad incontrovertible, los matrimonios se terminan cada vez más rápido; pero incluso los que supuestamente han durado muchos años se han manifestado como formas de convivencia que se debilitan con la realidad actual de inseguridad que los hace poco atractivos.

Regularmente los jóvenes que están en los procesos de cortejo (noviazgo) se rebelan ante la realidad  y asumen que ellos serán diferentes…mejores  que sus padres, que, o viven como perro y gato amarrados por el matrimonio o los hijos, o ya de plano se han separado. 

La estadística nos dice que la cantidad de separaciones aumenta tanto en los matrimonios jóvenes, como en los de mayor edad. De esta tendencia surgen preguntas simples, pero que valen la pena comentar…

¿Vale la pena quedarse a sabiendas de que no somos amados y/o deseados…?

¿si nos vamos o nos quedamos en estas circunstancias…, qué se gana o pierde?

Como lo hemos comentado sistemáticamente en esta columna, la relación de pareja se inicia con una larga lista de mentiras que ofrecen las dos personas que se meten al ritual del cortejo: la persona cortejada se deja llevar , pero siempre tratando de ofrecer solamente lo mejor de su vida…; es buena persona, atractiva en todos los aspectos; y se refugia en la máxima choteada de….¡por las buenas…ufff, soy un pan; pero por las malas….!

La persona cortejante  (puede ser hombre o mujer) se disfraza de perfección, dominio y superioridad….¡su mascarada lo hace ver como lo mejor que hay en el mercado de los conquistadores o conquistadoras, así desea verse, así desea ser visto!

El problema es que un día amanecemos casados, ayuntados o unidos con alguien, en ese instante ya no hay forma de seguir manteniendo la máscara; los defectos se notan por todas partes, el deseo se desinflama, nos sentamos uno frente al otro para hacer cuentas del horror llamado dinero y necesidades….

Este, amable lector o lectora, es le gesto fundamental por el que se van cayendo las defensas que se hacen de la idea del amor romántico que debería  resistir todas las pruebas posibles…; las de las cuentas de cada día son invencibles, en el momento en que ambas personas se dan cuenta que el gasto de casa  debe ser cubierto con dinero que ha de salir del trabajo de uno o de los dos; y que aquella mentira que se celebraban abiertamente cuando eran novios, ahora ha dejado de ser festejo… aquel poder, se reduce a lo que se gana cada quincena frente a las necesidades del hogar… ¡esto es horrible para la pareja y el deseo amoroso…, las calenturas emocionales esperadas, son avasalladas por la aburrida realidad  de las necesidades de la casa! 

En  el momento en que el orden de  casa se antepone a los susurros y búsquedas amatorias, se entra en la terrible necesidad de decidir…¡no nos une más el sexo; lo tenemos si lo queremos cada que queramos o podamos, pero ya no lo buscamos como antes , y como no lo habíamos ofrecido y jurado…, ya hemos visto que lo que se presumía en el noviazgo y cortejo, era una mascarada de una quincena en ocasiones aumentada con préstamos para apantallar; pero lo peor…, hemos descubierto que la otra persona es muy parecida a nosotros, es de carne y hueso, se equivoca como nosotros, y su cuerpo es tan vulnerable como el que le habíamos ocultado nosotros. Ahí estamos, dos personas con un montón de errores y deficiencias, y con el reto de definir las razones para quedarnos en una relación armada con mentiras, trampas y falsas promesas.

Ahí es donde  nos descubrimos como personas temerosas de asumir la realidad…, tenemos una relación diferente a la esperada, no es de amor de que vivimos, la quincena NO se gasta en deseos personales; el que era MI COCHE, hoy es un carro de la familia, hasta ayer los problemas personales se podían extender a la familia quizá, ahora se incluyen los problemas de la otra familia, las de la otra persona; y quizá lo que es menos fácil de manejar y administrar…¡cada que se realiza una actividad fuera de lo diseñado por el patrón de conducta sabido por la otra persona se debe explicar y justificar! Por ejemplo, ya no se puede llegar a cualquier hora a la casa; mucho menos con algunas copas dentro.

El horario  de trabajo es la marca en que el tiempo de vida no se cuestiona…¡ella no está en casa…por su trabajo…; él sale del trabajo hasta las…! y hemos establecido un sistema de tortura mediante el cuál condicionamos la vida en pareja a la renuncia de buena parte de lo que habíamosconstruido como nuestra vida; cada que se rompe este modelo de conducta se exige una explicación adecuada… ¡hemos construido una pequeña cárcel existencial llamada  vida en pareja, donde regularmente no hay ganadores, solamente hay personas que han decidido sacrificar algo por algo!

¿Entonces por qué nos quedamos?

La sicología social y la sociología antropológica nos dicen que son los apegos, la tendencia a la posesión de cosas que tiene el ser humano; el sentido de pertenencia que se disfruta o se busca; la inseguridad como reto que amedrenta, el gusto por querer…aunque nos nos quieran; y la ilusión de  sentir que nuestra relación es tan especial que marcara la diferencia en la historia del amor.

Parece que nos quedamos en una relación  por que  representa la suma de todas estas partes que nos ayudan a vivir; salvo  que se  sea un autentico tonto, se descubre que la vida de cada día no está llena de amor, ni deseo, ni calentura…, pero parece que pequeños gestos de ternura, buenos momentos de quincenas que alcanzan para los gastos de la casa, el coche, la cultura y uno o dos viajes terminan por ser  la diferencia entre quedarnos en una relación, o agarrar la mochila y salir.

Salir no es la solución, es una forma de manifestar una de tantas formas de entender la realidad en que se montan las relaciones entre las personas, el cuerpo nos ha traicionado, pues cuando era joven nos prometió un fuego que hoy son cenizas…; el proyecto cultural educativo hizo de nosotros personas que de repente ya no nos reconocemos en el espejo del tiempo; por eso cuando tomamos la mochila para irnos de la relación, se requiere que esta esté tan vacía…tan desgastada, que no deje un sólo motivo para quedarnos en casa.

Por eso hoy sigue usándose el pretexto de…

¡si no fuera por mis hijos ya me habría ido…!

¡no lo hagas por mi…hazlo por tus hijos…!

¡permanezcamos juntos hasta que los hijos crezcan…!

¡no te dejo por que pobre de ti….qué serías sin mi…!

¡mi pareja es insoportable… pero muy cumplida con el gasto…!

¡No es la persona mas guapa…pero es mía….!

¡nunca dejé a mi pareja…por que no tenía a donde ir….!

¡vete …a ver quien te da lo que te doy…!

bla-bla-bla

Ya sabe usted amable lector (a), esta historia se repite  y seguirá persistiendo, mientras una mujer y un hombre se juren amor eterno…., hasta que se sienten frente a la mesa a hacer cuentas de cuanto hay…, y cuanto requiere la casa.

Le abrazo con cariño.

Acerca de Bertha Guillermina Castellanos Arciga

Periodista, Reportera, Editora y Directora General de la Revista Digital Informativa: 5W Redactor.

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