LA FIRMA DEL TLC Y LA ECONOMÍA ZAMORANA: Eliseo Castillo A.

Zamora es un enclave económico que en no pocas ocasiones ha tenido pequeños arranques hacia lo que sería lo deseado: la creación de un polo de desarrollo. No hay duda que el avance económico de la región es considerable; el problema es el grado de dependencia del mercado internacional que le condiciona; para bien y para mal; esto de manifiesta por el giro productivo  y su grado de diversificación .

Como es de sobra conocido; Zamora y su región  ha sido  desarrollada, si se le puede llamar desarrollo al hecho de incrementar los niveles de producción de frutas y hortalizas, que se han ido apropiando de los espacios explotables, donde los procesos científicos se han encadenado a las necesidades del mercado internacional, desde el propio proceso de preparación de la tierra, hasta la entrega del producto final para el consumo.

Este grado de dependencia económica hace que Zamora se convierta en una región económica que requiere de reglas claras en los acuerdos comerciales con su principal mercado de compra de insumos,  y entrega  de bines finales. No faltará quien diga que realmente Zamora cuenta con un buen número de clientes más allá del mercado norteamericano; es cierto; pero no son suficientes para afirmar que no hay problemas si se firma o no se firma el nuevo TLC con Norteamérica. Nos guste o no, seguimos dependiendo de marea notable del mercado de los Estados Unidos.

El gran problema es que todos los tratado comerciales se firman en relación a los intereses de las economías dominantes, sus intereses económicos y necesidades políticas se ponen encima de las de los socios; es el caso del gobierno de Trump; para él no es importante lo que le pase a la economía mexicana; por ejemplo si la región de Zamora cuenta con buenos clientes en la Unión Americana o en el resto del mundo; lo que realmente le interesa al mandatario americano es mantener buenos índices de popularidad para su electorado. Parece una broma de la inteligencia, pero el TLC está diseñado para beneficiar a la economía norteamericana; de hecho así ha sido; los empresarios de allá se han beneficiado de manera creciente; cualquier economista de medio pelo puede explicar que el cacareado superávit de la economía mexicana con la de Estados Unidos es una ilusión producto de la maquila y la triangulación con la cuál, ellos se están ahorrando gastos de producción, y desde luego, han incrementado sus ganancias.

Con TLC y sin TLC, México ha manejado un déficit de tipo crónico con el resto del mundo, si usted realiza un estudio de las relaciones comerciales con el mundo desde 1942, lo primero que se va a encontrar es que con fronteras controladas (de 1942 hasta 1986 en que se acepta el ingreso al GATT, en el gobierno de Miguel de la Madrid) y con la apertura comercial hasta la fecha; lo que se encuentra  es un déficit recurrente con el resto del mundo. dicho de otra forma, la economía mexicana se ha manifestado como dependiente del sector externo; lo que la ha hecho una economía perdedora o deficitaria. Por lo que no hay que engañarnos, el actual TLC no es muy benéfico para nosotros; simplemente que Trump necesita usar culpables de los  males americanos  para mantener el enojo de buena cantidad de electores.

La idea de que el malo es «el otro» le ha funcionado muy bien, por eso ha decidido que el acuerdo comercial es un buen pretexto para manejar el enojo  en contra de lo mexicano, que después de todo le causa molestia , dada su actitud racista.

En esta renegociación, no hay duda, puede o se está llevando entre las patas de sus intereses a parte de la economía regional zamorana; habría que ver cuánto de esta se ha fincado en el mercado Americano, y cuánto realmente ha logrado integrarse  a la Unión Europea, o la tercera opción indudable, que constituye Japón, y en menor fuerza China.

Por desgracia, parece que lo único que buscan los negociadores norteamericanos es imponer un poco de más impuestos (aranceles) a los productos elaborados en México; eso le va a afectar de manera directa al productor y procesador regional; en otras palabras no son buenas noticias para Zamora; toda vez que sobre el mismo producto , seguramente tendrán que aceptar ganar menos; lo que impacta inevitablemente en la derrama económica en salarios y consumo regional. Esas no son buenas noticias.

Desde hace más de cincuenta años, Zamora y su región son dependientes de tres bastiones económicos que le han dado sustentabilidad y notable crecimiento (no desarrollo, no es lo mismo crecer que desarrollarse, se puede crecer a lo tonto; mientras que puede que no se desarrolle en lo más mínimo), estos bastiones son: la agricultura comercial internacional con la introducción de la fresa y la papa fundamentalmente; mientras que el sector comercial se encadenaba a los resultados de los ciclos agrícolas y del tercer elemento, formado por los Norteños; esa figura maldecida y bendecida permanentemente. Curiosamente hasta el gobierno de Peña Nieto ha terminado por reconocer que parte del  pequeño crecimiento de la economía nacional se debe en parte a las remesas de los norteños. Zamora no es ajena a  esta influencia.

En nuestro tema de hoy podemos ver que los pronósticos  del nuevo tratado comercial puede raspar un poco a los intereses de la región; no olvidemos  que la apertura y renegociación sucede por los intereses del gobierno dominante, el  de Trump; pero lo peor es que lo hace en relación a su necesidad de reelegirse; por desgracia en ese proceso va a afectar los intereses de la economía regional.

Como dijo don Luis Hernández en aquellos años noventa, en una reunión en el COLMICH, cuando se estaba negociando inicialmente este tratado… «si al menos se hiciera de manera pareja…»; pero no nos engañemos, los negocios jamás se han hecho de esa manera. Nos guste o no…el dicho de que «el que tiene mas saliva come más pinole» se sigue aplicando; o como pregonan los americanos…»no es nada personal…, sólo negocios…».

Así que , muy probablemente el nuevo acuerdo  va a tener dos nuevas desventajas: por un lado se incrementarán algunas barraras para los productos regionales; y la otra desventaja es la amenaza de que cada 5 años se va a revisar si hace falta un ajuste al tratado…; obvio, según sus intereses.

Desde luego esperemos que Trump no se salga con la suya… ¡pero no tenemos argumentos para pararle el alto! el que paga manda…y sabemos que ellos pagan; son los que nos compran el 80% de nuestros productos; así es que más nos vale entender esta parte.

Le abrazo con cariño.

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Acerca de Bertha Guillermina Castellanos Arciga

Periodista, Reportera, Editora y Directora General de la Revista Digital Informativa: 5W Redactor.

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