Por: Eliseo Castillo A.
Dentro de las quejas del gobernador Silvano Aureoles en relación a la crisis de pagos que sufre el estado de Michoacán, además de los señalados en contra de los «pseudo periodistas»…y «pseudo analistas» que se escudan en la ignominia del cinismo para pedir dinero de las cuentas públicas, con el argumento de que después de todo el cuarto poder puede ser ampliamente tolerado…¡aunque solamente se tenga un disfraz de periodista…! y mucho menos de analista; si asumimos que esto requiere y reclama un nivel mínimamente decente de cultura!
Dentro de todo esto, se destaca igual la manera casi dolorosa con que el gobernador se refirió a la manera en que se conducen los sindicatos que le están demandando más beneficios, dentro de un sistema financiero de suyo casi arruinado, a fuerza de abusos disfrazados de supuestos logros sindicales.
Se destaca entre los reproches contra los sindicatos, la denuncia-informe de que los «titanes» del trabajo de la educación y la salud… ¡están demandando un bono-quincena tan sólo por llegar a tiempo a su trabajo! Luego la cereza del pastel se le puso a su comentario cuando nos informó que … ¡ Loooos esforzados trabajadores del sector público, reciben 90 días de aguinaldo… (no aclaró que parte de estos trabajadores en huelga)!
¿A qué le sabe esto amable lector…?
¿a mentada de madre…?
¿a somos unos chingones y queee?
¡a que se vaya al carajo la economía social…., mientras no sea la mía…?
¡qué le digo, en lo persona me pone de un humor del demonio suponer que piensan que sólo los intereses de ellos tienen base social que pelear. Mientras tanto, el sistema educativo estatal está de cabeza; el sindicato de los trabajadores del estado sigue amenazando con parar la actividad; y las consignas, invariablemente son las de siempre…: obtener los beneficios para mi familia… ¡aunque las finanzas no alcancen!
El sindicalismo, para los que de verdad conocen su origen (siglo XIX) nace en Inglaterra y Francia, con esto se intenta defender a lo trabajadores de los malos tratos sufridos por los patrones; es una escisión del socialismo de Marx, y el anarquismo de Bakunin.
Hasta aquí todo está bien, defender a los trabajadores de los malos tratos del patrón, pero cuando esta lucha simplemente se sistematiza para negociar políticamente algo más que jornadas de trabajo adecuadas, mejores condiciones en el espacio laboral, y un salario acorde a la aportación; entonces se dice que la tal lucha se ha envilecido y ha entrado en una etapa injusta en la cual se realiza un movimiento de tipo egoísta en el que se deja de pensar en el bien común, y se llega al nivel del ¡me vale el resto de la sociedad!
¡Cuando usted exige un bono por llegar a tiempo a su trabajo…, le está mentando la madre a la sociedad, y es un egoísta más! el salario incluye un horario de trabajo, no nos engañemos.
Cuando usted exige 90 día de aguinaldo…, se llama corrupción de los sindicatos y de los funcionarios que lo permiten, cuando la ley indica 15 días, que pueden adecuarse a un acto generoso de unos días más…¡pero 90….? ¿Qué finanzas púbicas aguantan tal despropósito? sobre todo sabiendo que estas salen de nuestro bolsillo literalmente; pues no olvide usted, que cada peso que obtiene el gobierno llega de los impuestos directos e indirectos, más la deuda que adquiere, a nombre de nosotros mismos, más los ingresos que recibe de los bienes públicos…¡ es decir de nosotros!
Simple moraleja; el gobernador sabe que no hay dinero para pagar tanto; Silvano tiene razón; pero parece que eso no importa mucho a los sindicatos…; y cada peso que estos «esforzados trabajadores» exigen por encima de su salario normal, será una carga más a nuestro bolsillo; y, aquí, ni como nos quiten el derecho a encabronarnos…, cada centavo que el gobierno les entrega sale de nosotros de manera directa, indirecta o transferida; pero de nosotros.
Silvano el gobernador tiene razón la criticar; pero Silvano el candidato no la tiene…¿recuerda cuántas promesas les hizo a estos mismos sindicatos…? será que los candidatos prometen sin información ni recato, mientras que los ejecutivos ya no pueden prometer sin verse evidenciados; no es lo mismo, ni él es el mismo.
Esa historia de escupir para arriba…
Le abrazo con cariño.