La Asamblea General de las Naciones Unidas instauró en 2007 el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, con el objetivo de poner de relieve la necesidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con trastorno del espectro del autismo (TEA) y promover su inclusión en todos los ámbitos de la sociedad como ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho.
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo con el que nacen uno de cada 160 infantes en el mundo, más niños que niñas, la tasa es de cuatro a uno, indicó Yazmín Ramiro Cortés, del Instituto de Fisiología Celular (IFC).
De acuerdo con la especialista, la enfermedad es un trastorno con un abanico muy amplio de síndromes, unos leves, que permiten una vida casi normal, otros muy severos que hacen para la persona que lo padece que le sea imposible desarrollarse en un entorno normal.
El autismo está asociado a otras comorbilidades: problemas gastrointestinales, ansiedad, depresión, desórdenes del sueño y epilepsia, entre otros.
El también llamado Trastorno de Espectro Autista (TEA), descrito por Leo Kanner en 1943, se caracteriza por cuatro síntomas principales:
- Deficiencias en lenguaje: verbal y no verbal
- Deficiencias en la comunicación e interacción social
- Movimientos repetitivos o estereotipados
- Alteraciones en la percepción sensorial
Estudios de resonancia magnética en autismo han mostrado que muchos autistas tienen una agudeza visual mayor que la normal. Sus áreas visuales son muy activas, responden más a ciertos estímulos.
En muchos casos se presenta una atención visual atípica. Normalmente escaneamos una imagen y nos enfocamos en los rostros de las personas. En cambio, los autistas se enfocan en un punto central. Y el movimiento lo perciben de manera diferente.