Las contradicciones, son más que las oposiciones entre dos cosas, se
trata de una trampa o un engaño en el que incurre la persona que
viéndose incapaz de sostener una verdad o una tesis, hace uso de
esta argucia con el propósito de que se ventile una idea, aunque ello
no sea real. Caer en contradicciones es también una posibilidad para
que quien ostenta la verdad, la haga saber y relucir frente a quién
miente.
Contradicción, es una palabra compuesta por, contra, que quiere decir
oposición, y dicere, que significa decir, de modo que se trata de una
práctica humana, que desafortunadamente ocurre lo más constante
que nos pudiéramos imaginar, al afirmar algo que se considera
verdadero, pegado a una negación, parcial o completa.
Las contradicciones o antítesis, podrían llevarnos a prácticas
desleales, y según lo delicado de la información, se puede tratar de
una acción que atenta a la inteligencia y el entendimiento del sujeto,
es pues una práctica a la que debemos estar lo más atentos posibles,
para obtener información, del presente y del pasado, para identificar la
congruencia o las mentiras en las que se han incurrido.
Vale la pena identificar al que se contradice, porque bien o mal
describe su personalidad, su carácter y su forma de ser. No es hablar
del que en la contradicción encuentra la oportunidad de reivindicar, o
del artista que en el contraste delata su mano mágica, sino del que
actúa en la incongruencia.
No se puede creer en el que se contradice, y por lo tanto tampoco
confiar, pues, aunque es aplaudible cambiar de opinión, o pasar de
una línea de pensamiento a otro, no así lo es para quien dice que no
es caro y la vez afirma que puesta mucho, o quien afirma que la
comida está muy salada y de inmediato decir que no tiene sal.
La congruencia, como antítesis de la contradicción, tiene por sí sola un
valor incalculable, y a quien es congruente se le puede confiar sin
duda cualquier tarea por sencilla o difícil que sea.
Ser congruente, en la vida, es esencial, contradecirse constantemente
es una condición irresponsable y penosa, que desvaloriza la
preparación del hombre o la mujer que se contradicen hasta al afirmar
que una tarea es fácil, y al minuto volver a mencionar que siempre no,
que es muy difícil, incluso estando viéndola o teniendo datos en sus
manos.
Otras áreas en las que es también gravoso, el tema de la
contradicción, es en la vida política, y más explícitamente entre los
políticos, desde las figuras de los candidatos por ser electos, hasta los
gobernantes o las autoridades electas; y es grave porque decir que se
tendrán mejores condiciones de seguridad pero no inyectar recursos a
las policías, su preparación, o su equipamiento, de lo único que tiene
connotación es de mentira.
Hablar frente a una audiencia o usar un micrófono para enunciar,
ideas, proyectos, o acciones, sin que exista una ruta o un sustento
escrito para su desarrollo, es ya una contradicción, porque es como
decir que una casa está pintada de un color y la verdad es que no
corresponde a esa pintura, sino a otra tinta.
Es sin duda preocupante, tener autoridades, amigos o conocidos que
se contradicen, y la invitación es a que podamos evitarlos y si fuera
necesario poner oídos sordos a los que hacen uso de esta mala forma
de la comunicación. Seamos lo más constantemente congruentes y
evitemos la contradicción, e identifiquemos a los que se contradicen
para no creer en sus mentiras o verdades a medias.
Hay un refrán que dice que “No es lo mismo ser borracho, que
cantinero”, y tiene relación en el tema de contradicción, porque una
vez nos podemos equivocar y podemos aclararlo, pero no debe pasar
de manera constante, ni en la cotidianidad, ni en la vida virtual, pues el
que abre por ejemplo, una cuenta en las redes sociales, para sólo
recibir likes, debe recordar que existen muchas posibilidades de que
también a algunos les parezca divertido, asombroso, entristezca, les
enoje o incluso les encante lo que se publique.