Se ha hecho costumbre que a mediados de cada sexenio los presidentes empiezan a hacer ajustes en su equipo y en el caso de Andrés Manuel López Obrador no es la excepción, aunque ha cambiado o le han renunciado prácticamente desde que inició su administración.
El primer cargo importante que quedó vacante fue la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social en mayo de 2019. Se estaban acomodando apenas las piezas del gobierno de la 4T cuando Germán Martínez salió después de denunciar injerencia irregular de algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda.
Todavía estaba cimbrando la salida del expanista Germán Martínez cuando llegó en julio del mismo año una renuncia mucho más impactante con Carlos Urzua, quien había sido incondicional de López Obrador durante varios años, amplio conocedor de la política económica y financiera del país. El especialista se quejó por la imposición de funcionarios que no tenían conocimiento de la Hacienda Pública.
Lo sustituyó el entonces subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, quien se mantuvo sin problemas hasta hace unas semanas cuando fue sustituido por Rogelio Ramírez de la O. López Obrador justificó el cambio anunciando a Herrera como candidato a gobernador del Banco de México en diciembre próximo en lugar de Alejandro Díaz de León Carrillo.
Desde meses atrás se corría el rumor que Olga Sánchez Cordero iba a dejar la Secretaría de Gobernación. La sustitución se concretó el 26 de agosto cuando el presidente nombró a su amigo y paisano Adán Augusto López Hernández, hasta entonces gobernador de Tabasco. Dicen que es un político con escasa experiencia, pero con el manto lopezobradorista, seguro aprenderá mucho en lo que resta del sexenio. Muchos analistas hasta lo ubican como posible candidato a la presidencia en 2024.
La salida del gabinete de Sánchez Cordero fue muy tersa porque no sólo regreso a su escaño en el Senado de la República, sino que fue electa presidenta de la mesa directiva con el manejo político del experimentado Ricardo Monreal y todos contentos.
Cuando se pensaba que mantenía todos los hilos de la Secretaría de la Función Pública, aunque muchos criticaban su soberbia, sorprendió la salida de Irma Eréndira Sandoval Ballesteros en junio pasado. Los expertos señalan que su cese fue por boicotear la candidatura al gobierno de Guerrero de Félix Salgado Macedonio a favor de su hermano Pablo Amilcar Sandoval.
La renuncia más reciente fue la de Hugo Scherer García como consejero jurídico de la presidencia. Era de los hombres fuertes de López Obrador, pero el desgaste terminó venciéndolo. Se habla de diferencias al interior del círculo del presidente, pero la salida fue tan amable y tranquila en público como la de Olga Sánchez Cordero.
Ya está en marcha la segunda mitad del sexenio; seguramente habrá más cambios y reacomodos en el gabinete presidencial. Se habla de varios más, pero hasta ahora son chismes de radio pasillo sin ningún fundamento.