Hace unos días una persona conocida fue a tratar de atenderse de una muela al área de Odontología del Instituto Mexicano del Seguro Social. La especialista que la recibió le dijo que si deseaba revisión de ese padecimiento de la boca debía acudir con un médico particular porque ahí solamente le podían hacer limpieza bucal y es todo.
Hay casos mucho más dramáticos que se han dado en el servicio público de salud por la falta de una buena atención y eso no es nuevo. Desde siempre el IMSS y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) son famosos por la falta de atención en el primer nivel para millones de pacientes.
En primer lugar, para conseguir una cita médica son varios meses de espera, y cuando ya te atienden, adolecen del equipo necesario para la atención. Hace algunos años me quejé con un directivo del ISSSTE porque un familiar debía hacerse un examen tiroideo y no se lo podían realizar porque al aparato, instalado en el Hospital 20 de Noviembre, le hacía falta un accesorio y no llegaba desde Estados Unidos. A final de cuentas, mi pariente tuvo que hacerse el análisis en un laboratorio particular.
Las carencias en el Sector Salud no son de ahora; ya tiene muchos sexenios igual o peor. Es tradición que la atención sea definitivamente mala cuando menos en el primer nivel. Al contrario, he conocido casos de amigos que han tenido historias de éxito en el segundo y tercer nivel cuando han requerido alguna intervención quirúrgica complicada.
Durante su sexenio, Andrés Manuel López Obrador hizo miles de promesas de saliva, que millones le creyeron —gracias a su talento para la comunicación política, carisma, cinismo y cara dura— en el sentido de que México iba a terminar al final de su administración con un servicio médico mejor que Dinamarca. Nunca explicó el tabasqueño la razón por la cual hacía ese comparativo; a lo mejor alguien de sus asesores de la Secretaría de Salud le mencionó alguna ocasión sobre las bondades danesas en medicina.
Nunca se notó ninguna mejoría en la atención y ahora en el nuevo gobierno morenista, las cosas siguen por el mismo camino, aunque se habla de miles de millones de pesos en inversión y ahora hay un área que se llama IMSS Bienestar, supuestamente más especializada en la atención de las personas con muy bajos recursos.
Se estima que para 2025 serán 2.2 billones de pesos para la atención de la salud de los mexicanos. Sin embargo, en términos reales, el recorte con respecto a los años anteriores será de un poco más del 50 por ciento; un monto de 128 mil 624 millones de pesos será destinado al IMSS Bienestar, que, como señalé, es la nueva estrella de los programas sociales de la Cuarta Transformación, que sustituiría al Insabi y al Seguro Popular, desaparecido por López Obrador, pero que tampoco fue la solución en salud.
Los especialistas señalan que los servicios médicos públicos en México no han frenado su deterioro, con más o menos dinero. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2022, hay un incremento significativo en el número de personas que enfrentan carencias de acceso a servicios de salud. De acuerdo a esa encuesta, serían unas 50 millones de personas con falta de acceso a un doctor o a una consulta médica.
Por supuesto, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no ha hecho promesas de saliva tan exageradas como su antecesor, pero millones de mexicanos siguen con la esperanza de un mejor sistema de salud.