La culpa es ese sentimiento que provoca responsabilidad por un daño causado, y es una sensación que nadie quiere tener o cargar, pues mientras el aplauso y la felicidad es compartida, los señalamientos casi siempre los recibe una sola persona.
Para el caso de los crímenes o de los delitos, aunque exista un responsable que es desde luego el que cometió dicho ilícito, los culpables son más de uno, porque se debe señalar al negligente, al que pudiendo hacer algo para evitar dicha acción no lo hizo, al juzgador que se tarda en ejecutar la pena o que puede no lo haga con debida cautela, y algunos otros personajes sociales como el vecino que no denuncia a sabiendas de que se está infringiendo la ley e incluso la familia, que por motivos naturales no quieren ver tras las rejas a su pariente.
Los culpables de la descomposición social, no es uno, dos o tres son muchos; la escuela que no educo, la familia que no formó, los amigos que solaparon y las autoridades de que no actuó, se corrompió o llegó tarde.
El nivel de violencia en el que se encuentra México tiene muchos responsables y de todos los niveles, incluso de todos los poderes, porque no han sido claros en la aplicación de la ley, y porque no es posible que tengan más derechos los culpables o responsables de un delito que las víctimas, y aunque eso no sea en sí lo correspondiente en las normas, al momento de interpretar o de llevar a la práctica los procesos, mientras el procesado tiene la posibilidad de quedar libre, a la a la víctima se le llega a re victimizar al tener que vivir procesos para comprobar en ciertos casos su situación, que lejos de protocolos, alargan su calvario o sufrimiento.
El vivir en un estado nación que se encuentra sucumbido por el narcotráfico, para todos claro, y para los ciegos minimizado, nos ha traído una fama mundial terrible, y una incertidumbre económica y por lo tanto una herencia encumbrada a la pobreza eterna, porque nadie en su sano juicio quiere invertir en una empresa, industria o fábrica en donde tendrá que compartir sus ganancias con delincuentes que piden derecho de piso, o que hacen de gerentes al querer cobrar por cualquier transacción.
Puede ser que hoy se hable por muchos del buen trabajo del presidente, podemos aceptar que su aprobación o amor por el jefe del ejecutivo nacional sea enorme, y que eso sea por su edad que inspira sabiduría, por su discurso social y humanista, e incluso por dar becas casi a todos los estudiantes, mamas solteras, adultos mayores, personas con discapacidad y demás, pero lo que no podemos dejar de ver y de reclamar, es que la política de abrazos y no balazos, mantiene sumida a nuestra nación en la inseguridad total.
Ojalá que el Presidente de la República, así como se dio cuenta que su programa de SEGALMEX, fue un fiasco y que le pagaba a gente que robo millones del dinero de los mexicanos, sepa que es responsable de lo sucedido con los migrantes, que debe garantizar la vida de todos y todas las mujeres y hombres de este país.
Nada menos este jueves 29 de junio del 2023, mataron al líder social Hipólito Mora, a unos pasos de su casa en la Ruana, y debe saber el gobierno del municipio de Buenavista, de Michoacán y de la República, que en ellos hay culpabilidad, porque sabiendo cómo viven, al ser pública la situación de tierra caliente, no fueron para estar presentes con las fuerzas del orden, dígase militares, marinos o guardias, de modo que se detuvieran a los gatilleros y se salvaguarda la vida del también ex candidato a gobernador de Michoacán.
Es verdad, la inseguridad fue una herencia, pero ya son cinco años en los que se debiera notar o tener una sensación de paz en los pueblos, comunidades, municipios estado y el país, y yo no sé usted querido lector, pero andamos entre el fuego y con el Jesús en la boca, y valdría la pena, tomar conciencia de quien es el jefe supremo de las fuerzas armadas y por lo tanto a quien corresponde la salvaguarda de nuestras vidas. ¿o mientras usted, o algún familiar o conocido reciba una beca es suficiente? aunque nos puedan secuestrar, asaltar, desaparecer o matar.