Por: Eliseo Castillo Arellano
Mientras la prensa nos informa de manera confusa (faltan precisiones, pero sobran preocupaciones) respecto a la matanza en Reynosa Tamaulipas, que, simplemente constata lo que se sabe de años; la lucha por la frontera es una actividad permanente; donde los tres últimos gobernadores están en la cárcel y un candidato a la gubernatura fue ejecutado en plena campaña.
Mientras esto sucede hoy, durante la semana pasada se nos informó que la región zamorana comprendida entre sus límites con Ecuandureo abarcando Tangancícuaro, Santiago, Jacona y Chavinda, se le considera como una de las más violentas de país; por lo que la federación ha decidido enviar a 1500 efectivos de la Guardia Nacional, con la posibilidad de amainar los niveles de violencia.
Relacionado con esto, ayer, la agencia de noticias Quadratín) afirmó que en Zamora en estos tiempos, se tiene de dos a tres muertos por día… (no es que sea totalmente falso, pero creo que algo exagerado).
Quizá una de las voces mejor autorizadas para el tema la constituya el investigador del Colmich José Luis Seefoó, quien haciendo uso de sus recursos intelectuales, y guardando las pasiones que nos hacen decir cosas más desde las vísceras que desde la acidez de la realidad, en no pocas ocasiones requerimos de la justeza de quien se ajusta a la información; dada su capacidad de análisis de la realidad, le hace una radiografía, y nos la entrega concentrada, analizada e interpretada (peladita y en la boca pues…).
Es la gracia de ser investigador formado en un centro especializado para tal actividad.
Por desgracia, efectivamente hay un corredor violento que se manifiesta persistente en la región señalada; se acentúa más en Zamora y Jacona por obvias razones: son el corazón económico de la misma; los intereses que se juegan en esta parte se incrementan de tal forma, que la violencia por su control se magnifica.
Por más que algunas personas, con no sé si intenciones dirigidas, se quieran cebar en la cuestión política, señalen que todo ha sido por cuestiones de los intereses de los partidos políticos y las elecciones, con la idea de que gane determinado partido: en Zamora se propagó el rumor de que el narco ya había pactado con Martín, por tanto su triunfo era inevitable…; perdió de manera categórica…; en Jacona se mantiene el rumor de que la presidenta municipal del PRI está totalmente ligada al narco…: perdió su partido; aunque hay que reconocer que ella ganó la diputación federal.
Lo único real es que la inseguridad es persistente y aguda, solamente que los que no quieren recurrir a la historia prefieren ser cronistas del desastre visual del momento.
En esta columna, hace más de veinticinco años realizamos un diagnóstico de la ciudad de Zamora y la región, correspondiente a lo que era la misma en esos años…; recuerdo que en ella citamos un comentario de mi querida amiga Laura, quien, mientras tomábamos un café en el café Madero, nos dijo a mi compañero (Juan) del Colmich y a mi…”¡Aquí en Zamora, a las nueve de la noche se sueltan los leones; cada quien bajo su responsabilidad anda en la calle…!”
Esta sentencia nos la planteó en los años ochenta del siglo pasado…; para que entendamos que la violencia no se inaugura con la ola de vandalismo y ejecuciones que hoy se viven; simplemente se asiste a una agudización del mismo.
Sin deseos de actuar como profetas o premonitores, podemos detectar que se trata de un fenómeno violento que se ha ido agudizando con el incremento de los intereses tanto del crimen organizado, como del sistema económico que se ha expandido de manera notables; ambas tendencias: crecimiento de la economía e intereses de los grupos delincuenciales que se pelean el control de la región.
DE LA HIPOCRESÍA…
Cuando vemos este tipo de situaciones violentas y se nos acerca su impacto, las personas tienden a reaccionar a la defensiva…: ¡por qué a mí…; yo no he hecho nada…, los malos son los otros, solamente digo lo que dicen…, etcétera!
En el ambiente local, regularmente se identifica a las personas que no andan relativamente bien; en no pocas ocasiones incluso se les llega a admirar y a lisonjear; en ocasiones a sabiendas de que se está refiriendo a alguien que provoca violencia…; pero, según algunos comentarios… ¡mientras no se metan conmigo…!
Esto, podemos llamarle la filosofía de los cínicos…; mientras no toquen a mi familia e intereses…, que lastimen, toquen a mis vecinos y sus intereses; lo que no se entiende a tiempo, es que el crimen organizado al crecer, va a lastimar a todos los que tengan que lastimar; entonces es cuando exclamamos… ¿Por qué a mi Dios mío…, por qué a mí?
Zamora y su región no se perdieron hace cinco o diez años; es el aterrizaje de lo que se ha dejado de hacer desde hace quizá treinta años en materia de seguridad desarrollo social; hoy solamente asistimos a ser testigos de lo que ha crecido, pero que estaba ahí moviéndose poco a poco…
Hace unos veinticinco años, estaba acordonado de policía federal y ejército el Hospital San José, mi amiga enfermera se comunicó conmigo, estaban impedidos para salir de tu trabajo, tenían herido a un presunto narco, y se temía la acción del grupo delincuencial que lideraba el mismo; cuando me dijo su nombre simplemente sonreí con tristeza… apenas dos o tres años antes había sido mi alumno … ¡nada nuevo en los espacios locales!
Algo parecido me pasó en la Piedad, en la clase sobre educación, antes de iniciarse regularmente uno de los temas principales los lunes era el haber salido a cenar tacos a la Jiménez (así se le llama a una calle con muchos puestos de cena en la Piedad) y presumir que se juntaron con el grupo “del Esteban”…; cuando les cuestioné respecto tal personaje, me espetaron… ¡Ay, maestro, es el mero mero de los narcos en la región…! (¡gulp…!).
Este es el problema de las regiones, se tiene una realidad con la que se vive…, hasta que deja de sernos útil o conveniente.
La violencia no llegó a Zamora hace unos años, o con determinado partido; se ha ido incubando, alimentando con la tolerancia y conveniencia del momento… ¡Mientras no me pase a mi…, los narcos no son malos si no te metes con ellos!
Hasta que un día, esta afirmación deja de tener sustento; la realidad nos dice que la región zamorana es de las más violentas del país; nada agradable todo esto; mucho de verdad, algo de exageración, no estamos en el mejor momento de nuestras vidas…; no es la mejor Zamora posible quizá, pero es la región que se ha contaminado a tal grado que, la federación ha mandado 1500 policías para tratar de reducir el clima de violencia…; tratar de reducir…
¡Cuánto hace que la prensa local publicaba declaraciones que decían que todo estaba en calma…?
La historia nos condena a pagar las omisiones, a aceptar que todo está bien…, mientras no se metan con nosotros.
Un abrazo con la distancia necesaria…, no seamos necios, la pandemia sigue, dejemos de ser tan pendejamente machos y machas…, cuidémonos en lo posible.
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