Es muy difícil que en esta época exista alguna persona en México que no haya utilizado una plataforma de movilidad para transportarse, ya sea Didi, Uber, Cabify, InDriver, Beat, BlablaCar, Bolt o Lyft. Hay una gama muy amplia de posibilidades, además de los taxis tradicionales que, por lo regular, son más caros y con un servicio deficiente, además de inseguros.
Sin embargo, en las últimas semanas ha habido muchas quejas por las elevadas tarifas que están cobrando esas aplicaciones, sobre todo las más usadas: Uber y Didi.
Otro aspecto es la prohibición reciente de acceso a los aeropuertos a ese tipo de plataformas, reviviendo una ley que estaba ahí desde hace tiempo, pero que ninguna autoridad la había tomado en cuenta hasta que los taxistas locales comenzaron a protestar por la presencia de competencia incómoda.
Todavía recuerdo que la primera plataforma llegada a México fue Uber hace ocho años. Fue la gran novedad, pero desde ese entonces los taxis tradicionales protestaron por lo que les parecía desleal en el ámbito de la oferta y la demanda.
Además de excelentes posibilidades de aliviar el transporte en las ciudades saturadas de gente, automóviles, congestionamientos y la falta de transporte público adecuado, significaba una alternativa de trabajo para miles de personas y lo sigue siendo, aunque ya no se gana como en aquel entonces de inicio.
Didi es una aplicación de origen asiático. Arribó a nuestro país apenas hace tres años y se convirtió de inmediato en una contraparte muy fuerte para Uber, con precios más accesibles y también con la posibilidad de fuentes de empleo para miles de mexicanos.
Hace no mucho, Beat comenzó operaciones en zonas específicas de las principales ciudades del país. Está presente en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Toluca, Aguascalientes, Villahermosa y Durango; sus costos son muy parecidos a Uber y Didi a menos que utilicemos el servicio Beat Tesla cuyo precio es desde 95 pesos por un viaje de tres minutos.
Las demás plataformas como Indriver, BlablaCar, Bolt y Lyft no son tan conocidas ni tan usadas en el país todavía, pero ahí están para ser una verdadera competencia a Uber y Didi que, aunque en esta temporada de fin de año aumentaron sus precios de manera descarada, siguen siendo mucho más baratos que los taxis tradicionales o los del aeropuerto, por ejemplo.
La movilidad privada se ha convertido en una guerra por ganar clientela, pero hay que insistir para que las autoridades responsables los pongan en orden, los regule como debe ser e impida abusos. Los millones de usuarios se los vamos a agradecer.