Representantes de los pueblos Mexikan, Náayeri, Wixárika, Rarámui, Kumiai, Mayo, Seri, Guarijío, Pa ipai y Otomí se reunieron en Cencalli, la casa del maíz y la cultura alimentaria, del Complejo Cultural Los Pinos, para invitar al público a ser parte de cinco ceremonias de petición de lluvias que se realizarán en los cuatro puntos cardinales y en el centro de México.
En la conferencia de prensa estuvieron Ahichel Mariluz Carrillo Serrano y Mineydi Davanne Carrillo Jiménez, de El Roble (Del Nayar, Nayarit); Norma Meza Calles, de Juntas de Nejí y Anexas (Tecate, Baja California); y Severiano Hernández Hernández y Romualdo García de Luna (Papantla, Veracruz).
Al hacer uso de la voz, Romualdo García comentó que la falta de lluvia es un mensaje de la naturaleza porque se ha enfermado: “La inyección vital para esa enfermedad es la espiritualidad que está dentro de nosotros, que nos ha hecho llegar a este encuentro, para profundizar en la importancia del agua”.
Agregó que las peticiones de lluvia forman parte de los ciclos rituales agrícolas de diversas comunidades del país. En el contexto de los problemas ambientales y la carencia de lluvias, pueblos de Baja California, Ciudad de México, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Puebla, Sonora, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán se han organizado para, de manera adicional a los rituales que se hacen en cada comunidad de acuerdo con su calendario agrícola, celebrar cinco peticiones de lluvia en los cuatro puntos cardinales y centro del país, las cuales serán más grandes. Se invita al público a ser parte.
“El pensamiento de que nos falta el agua viene de la milpa, del cerro, de los templos sagrados. Hoy los llaman zonas arqueológicas, que están gritando que nos acerquemos para hacer la petición de lluvia en el lugar indicado, como debe ser, donde debe ser, en todas las formas. Nuestros ancestros nos hicieron esos grandes templos para ir a ofrendar y hacer la petición de aguas con nuestro lenguaje, nuestra vestimenta, con nuestros sones y nuestras danzas ritualistas”.
Así, “nos hemos reunido para hacer la invitación a todo México, para que se sintonicen o participen en el lugar más cercano donde se van a hacer las cinco ceremonias”: el 3 de mayo, en la Zona Arqueológica de Cuicuilco (Ciudad de México); el 12 de mayo, en la Zona Arqueológica de Tajín (Veracruz); el 15 de mayo, en la Zona Arqueológica de Trincheras (Sonora); el 23 de mayo, en la Zona Arqueológica de Tzintzuntzan (Michoacán); y el 26 de mayo, en la Zona Arqueológica de Ek Balám (Yucatán).
Todas las ceremonias se hacen a las 12:00 hrs. —agregó—: “Según la tradición totonaca y otras culturas, las 12 horas es cuando las deidades bajan a los lugares sagrados: el cerro, el manantial, el monte, la cueva, el río, el mar. Es en ese momento cuando se hace la ceremonia, porque es la conexión, es el momento cuando el ser humano no tiene sombra: tú la buscas y no hay, porque estás alineado; se alinean el sol y la tierra”.
Explicó que en cada comunidad existen distintos elementos, tradiciones; pero, en el fondo, son el mismo ritual, que se realiza de forma respetuosa para ofrecer y pedir: “No es un juego, es divino: en el momento del ritual, el ser humano se hace dios y los dioses se humanizan, los sabemos los que somos de la comunidad, por eso ponemos las ofrendas… El dios danza, come, bebe con nosotros, está a nuestro lado, no adelante ni atrás”.
A través de los rituales —abundó— “hablamos con las deidades, que son generadoras de vida. Cada cultura tiene su propio nombre de deidad: Tlaloc es uno de ellos, en la lengua náhuatl; en la lengua totonaca, Aktsini; en Yucatán, el dios del agua se llama Chaac. Es el mismo dios del agua, pero con otro nombre en otra lengua: a esas deidades les vamos a pedir el agua”.
A su vez, Norma Meza Calles dijo que en Sonora —donde también se está viviendo la falta de lluvias— se trabaja para ayudar a sanar los árboles que están enfermos, se hacen rituales constantes como parte de estas acciones para la petición de lluvias: “Nos estamos acabando los recursos, se acaban las tradiciones, la tecnología nos está durmiendo. Invito a todos a unirnos en una sola lucha, como esto de las ceremonias, que los jóvenes se conecten mentalmente para hacer las ceremonias y avanzar”.
La conferencia fue llevada por Asunción Cen Ciau (Yucatán); también tomaron la voz Mijail Guerrero Cervantes y Ámbar Cervantes Álvarez (Guanajuato); Arturo Lara Rosas y Casimiro Hernández Yañez (Estado de México); Georgina Baltazar, (Puebla); Federico Chan Tuz (Yucatán), quienes —entre otros— hicieron un llamado a evitar que el agua sea solo un producto, evitar su privatización, así como recuperar los manantiales y los bosques, para que todas las comunidades tengan acceso a agua limpia para consumo.
Romualdo García de Luna señaló: “Esas cinco ceremonias van a ser vitales, van a tener una gran consecuencia de abundancia. Este año 2024 yo le he llamado el año de la abundancia y no me equivoqué, porque aquí estamos reunidos: eso ya es abundancia, porque nos vamos a escuchar nuestros sentimientos profundos”.
Esto, previo a invitar a conocer y ser parte de una muestra de las ceremonias rituales con un vuelo de danzantes de Puebla, en el Palo que se encuentra en la Plaza Cencalli, y una petición en la Milpa Escuela del Complejo Cultural Los Pinos: en esta última, participaron cantoras, tiemperos, graniceros, autoridades tradicionales y rezanderos de Baja California, Ciudad de México, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Puebla, Sonora, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán.
Sobre el vuelo ritual, Fabiola Cruz Martínez, del grupo de voladores poblanos, explicó: “Dentro de cada municipio danzamos para pedir la fertilidad de las tierras, para pedir agua, que es parte fundamental de la vida”. Y agregó que la ritualidad empieza desde antes de cortar el árbol del que sale el palo, sigue con la vestimenta que usan y sigue durante todo el ritual del vuelo: “Cada vez que subimos a danzar somos cinco personas diferentes, cinco vidas, un solo corazón, una hermandad que se crea allá arriba”.