5W Redactor Revista Digital Informativa
Por: Eliseo Castillo A.
Usted se dispone a consumir alimento en cualquier local para lo propio en la ciudad que prefiera del país; desde luego partimos de que no puede trasladarse a su casa a hacer esa actividad, y termina siendo un apoyo al consumo público, que no deja de tener su aportación buena. El problema es que desde que se acomoda en su silla se ha convertido en el blando y fin de una lista deplorable de personas que, religiosamente le van a mostrar dos aspectos de su realidad de cada día: una mano vacía y un rostro adolorido.
De manera sistemática se nos ha llenado el espacio público de personas con esta doble presentación…: una mano vacía esperanzada en usted; y un rostro que duele, o al menos esa es la intención, causar dolor al extremo que le convenza de entregar algo de dinero. Por extraño que parezca, esta actividad ha crecido a tal grado que se genera confusión para distinguir entre las personas que efectivamente lo necesitan…, y los que lo han convertido en una de las actividades mejor remuneradas del país.
¿Broma…?
No, no es broma, es realidad penosa; los cajeros de los bancos en el centro de Zamora lo saben perfectamente; los limosneros del primer cuadro de la ciudad ganan mas que ellos; suena patético…, lo es; la realidad es ácida.
Hace unos años, y ya lo he referido, en el centro de Guadalajara se realizó un ensayo respecto a la mendicidad. Usando la técnica de la cámara escondida, un reportero del canal 6 de la ciudad se puso a pedir limosna con un discurso de lo más simple….mano abierta y estirada; rostro apesadumbrado y ropa simple, pero no roída. El estudio se hizo por una hora sin moverse mucho del lugar, y únicamente con los paseantes fortuitos…; el resultado fue revelador… ¡más de un salario mínimo en una hora de mendigar !
La terrible moraleja del ensayo fue que …¡para qué carajos me jodo trabajando por 80 pesos diarios que es el salario mínimo, si los puedo ganar estirando la mano con rostro triste en apenas una hora!
El panorama se enreda mucho cuando escuchamos el discurso triunfalista del presidente Peña Nieto, metido a merolico de plaza pública, digno heredero de las andanzas del filósofo callejero Pito Pérez, al recalcar sistemáticamente que durante su gobierno se cuenta con dos cifras record en favor de los mexicanos: dice que casi se crearan tres millones de empleos; mientras que las cifras de desempleo se desploman al 3.4% más menos.
Para que usted se de una idea de lo que significa que el desempleo esté por debajo del 4%; significa entre otras cosas, que México está mejor que la Unión Europea; que Canadá, que los Estados Unidos; Japón o China.
¿entendió dónde está la broma…?
La broma está en que el país es cada vez más un ejército de limosneros, más inseguro por la precariedad de los salarios; y aún así, el presidente Peña Nieto repite “su mantra” que nos ha querido endilgar a la de a fuerza… ¡el problema está solamente en la mente de los pesimistas que no quieren ver el avance del país! según sus palabras.
¡Seguramente que sólo somos una pequeña partida de críticos mal educados y sin oficio los que no queremos ver las bondades del haber empeñado y vendido lo que había por empeñar y vender de este país…! es probable que sea así.
Con las cifras que nos da, resulta que estamos mejor que Europa, Asia y Norteamérica; que estamos en lo que los economistas festinamos y cacaraqueamos a la menor provocación como el desideratum último de la economía: EL PLENO EMPLEO.
Esto nos contradice como país expulsor de fuerza de trabajo; y como la economía del salario más bajo de Latinoamérica. Pero al mismo tiempo nos dice que es más negocio abrir la mano en imploración y poner rostro de jodido, que buscar empleo para ganar un magro salario.
Paradójas de la vida; Peña Nieto presume una economía en Pleno Empleo; mientras seguimos dependiendo de las remesas que mandan millones de expulsados que trabajan donde pueden, en el resto del mundo. Igual es una paradoja en una sociedad tan discriminadora, que trabajar decentemente sea menos rentable que ser limosnero…
¡paradojas de la realidad ácida…pero real!
Le abrazo con cariño.
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