CAMPAÑAS, CANDIDATOS, PROMESAS, PROMESAS, PROMESAS

Platicaba con un amigo periodista contemporáneo de las promesas que hacen los candidatos de todos los partidos cada vez que tienen una campaña política y coincidimos que si cumplieran sólo el 30 por ciento de lo ofrecido, nuestro país estaría entre los primeros lugares del mundo en desarrollo, empleo, seguridad, salud y economía. También seríamos los más honestos en las mediciones internacionales.

Las elecciones del próximo 6 de junio van a ser las más grandes de la historia porque se disputarán 21 mil 368 cargos de elección popular, 15 gubernaturas, un congreso federal, 30 congresos locales y dos mil ayuntamientos. El costo total de las elecciones será de 20 mil 400 millones de pesos – 7 mil 200 millones para los partidos registrados — con 94.8 millones de ciudadanos empadronados.
Una parte de esos cargos serán por representación proporcional, es decir, no tienen que hacer campaña. Es el principio de elección basado en la asignación de cargos tomando como base el porcentaje de votos obtenidos por cada partido. Deberán ser 200 diputados federales con esa denominación en el Congreso de la Unión.

Pero hay más de 21 mil puestos que se estarán disputando por medio de campañas políticas y habrá que multiplicar por diez partidos políticos en contienda para conocer la magnitud del número de aspirantes que se están moviendo en el país.
A esa cifra hay que agregar coordinadores, asistentes, brigadistas, voluntarios y otros más que integran el equipo de un candidato del nivel que sea, local, municipal, estatal o federal. Un mundo de gente.

El meollo del asunto no está en lo que se mueve de capital humano, además del presupuesto, sino en lo que promete cada uno. Oigo a candidatas y candidatos decir a su auditorio que ellos sí les van a resolver todos los problemas, no como los anteriores y para demostrárselos, ofrecen tarjetas canjeables por dinero, camisetas, gorras, bolsas de mandado con logo del partido correspondiente, les firman compromisos, son actores y bailarines ridículos de spots con música pegajosa.

Sigue habiendo mucha gente que cree en los ofrecimientos de los aspirantes políticos, pero cada vez hay más desconfianza del electorado. Por eso, los partidos le están apostando a quienes, pese a todo, son fieles seguidores; el voto duro, le llaman.

El ciudadano común no tiene muchas opciones de elección. Casi todos los candidatos de ahora alguna vez prometieron y no cumplieron cuando llegaron al poder; lo estamos viendo diario. Pero tampoco podemos quedarnos sin participar. Hay que votar el próximo 6 de junio, aunque sea por el menos malo.

 

About Bertha Guillermina Castellanos Arciga

Periodista, Reportera, Editora y Directora General de la Revista Digital Informativa: 5W Redactor.

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